Regresando al pasado [Priv. Crow]

Aeria observó como Ahiru la desafiaba con la mirada y comenzó a reír a carcajadas.

- Mira niña... - Empezó a decir mientras movía una de sus manos por fuera de la capa haciendo que la gravedad al rededor de la maga aumentara terriblemente en son de dejarla inmovilizada. - O mejor dicho, niña Tsunemori, no me gustan tus miraditas, me recuerdan a cierta persona. Siento decirte que la piedra onix le pertenece a Crow, puesto que yo se los di después de que el señor Patriarca me lo diera, y en cuanto al libro... Tampoco te pertenece. - Dijo mientras sonreía de forma siniestra. - Soy... Aeria, Aeria Stonewell. - Terminó, y luego deshizo el hechizo de gravedad en Ahiru.

Luego de esto se giró y caminó hasta Crow, quedándose a un par de pasos de él.

- Me pregunto si aquello me habrá hecho aparecer, quizás esté fusionándose con su poder al fin, aunque claro, ya es demasiado tarde. - Dijo mientras miraba el rostro del chico. La mujer estuvo en silencio un rato mientras pensaba en sus cosas y luego reaccionó.

- Tsunemori, ven aquí. - Dijo en tono imperativo. - Tú... ¿Para qué quieres ese libro? Deberías saber lo que hay dentro más o menos. Pero, ¿qué pretendes con él? - Preguntó. - Yo sé donde está ese libro, y depende de tu respuesta te lo diré o no. - Terminó.

Luego se limitó a permanecer de pie esperando a la respuesta de la muchacha.

- Por cierto... ¿Tú... sabes lo que es esa marca en la mano de Crow? Nunca he comprendido lo que puede ser... - Preguntó.

La mujer había cambiado su forma de ser en poco tiempo, además de haber bajado la voz, parecía no querer despertar al mago. Parecía tener una fuerte conexión con él.

La mujer se estremeció un poco ante el hechizo que la muchacha había lanzado, ahora se encontraba aparentemente atrapada en una especie de campo de fuerza, mientras escuchaba como Ahiru preguntaba. Aeria podía observar claramente como la maga se quedaba sin energías, y al ser una representación de los sueños de Crow, no tenía miedo de morir o ser torturada, aunque dudaba que aquella muchacha pudiera hacerle algo.

-Niña, ¿tu te has visto? Ya estás agotada y quieres mandarme a responder cosas que ni si quiera te incumben? ¿No confías en mi? Aunque la respuesta a esa pregunta sea algo obvio. Si tanto sabes de tu antepasado, deberías saber que yo era su mano derecha, y él confiaba en mi más que en su familia, es normal que me diera el libro como obsequio. Ahora que he respondido tu pregunta, deberías soltarme, o vas a acabar desmayándote de tanto usar energía. - Dijo mientras ponía una expresión amarga. - Me recuerdas al Gran Patriarca, sus ansias de saberlo todo le llevaron a donde está ahora. - Decía mientras observaba a la muchacha. - Mira, no me has caído mal... del todo... Así que te diré donde está el libro que tanto ansias... - Dijo mientras sus ojos se tornaban oscuros. - Verás ese libro se encuentra no muy lejos de aquí, en un lugar llamado... - De pronto, la mujer dejó de hablar y se quedó completamente quieta, era como si para ella el tiempo hubiera sido detenido. Más extraño aún fue cuando su cabeza se convirtió en la de un elefante y cuando, después de eso, ella en sí misma, explotó sin dejar nada en el lugar en el que se encontraba. La mente de Crow se estaba despertando de nuevo, y entonces el chico se despertó de golpe.

- ¿Pero qué demonios? Si aún no es de día, ¿cómo me he despertado? - Dijo mientras miraba a Ahiru. Observó como esta jadeaba. - Dios mio Ahiru, estás fatal, ¿no crees que deberías dormir? Tanto leer hace daño... - Dijo mientras se levantaba. - A pesar de no haber dormido tanto tiempo, mi cuerpo está como nuevo. Y ¿sabes qué? He soñado con mi madre, ella hablaba con alguien, pero no se con quien, luego su cabeza se transformaba en la de un elefante para luego explotar, fue un poco raro... Bueno... ¿Has encontrado algo en el libro que te presté? - Dijo mientras miraba con los ojos muy abiertos a la maga.

La verdad es que esta estaba en un estado no usual, fue como si hubiera estado luchando contra alguien o algo por el estilo, pero nadie se encontraba en la biblioteca a parte de los dos jóvenes, por lo que Crow no tenía ni idea de qué podría haber pasado, pero suponía que si era algo muy importante, Ahiru se lo contaría.

El mago escuchó como Ahiru intentaba decir algo sin lograrlo, quedándose, segundos después, completamente dormida. En la cara del mago se formó una expresión de pasividad, no sabía que había estado haciendo Ahiru, pero sería mejor dejarla descansar, la cogió en brazos y la llevó a donde estaba el colchón improvisado que ella misma había hecho la noche anterior, la tapó con una manta e intentó dejarla lo más cómoda posible.

- Pues ahora tengo mucho tiempo libre... - Dijo el mago mientras se levantaba y rebuscaba por las estanterías.- Juraría haberlo visto por aquí... - Habló mientras revisaba las estanterías más cercanas a la pared. - ¡Aja! - Exclamó mientras cogía un libro azul de aparente antigüedad. - Cómo negar invocaciones... - Dijo antes de sentarse en una mesa a leer el libro.

Esa noche aprendió cosas interesantes sobre las invocaciones y como negarlas, lo estudiaba en caso de que Ahiru quisiera tener otra batalla, la muchacha siempre dependía de sus invocaciones, por lo que el chico tendría que saber como actuar contra estas.

Después de leer el chico suspiró y miró por la ventana estaba amaneciendo, así que supuso que Ahiru estaría a punto de despertar, así que volvió a dejar el libro en su sitio y se sentó cerca de donde la muchacha estaba. Allí se quedó un rato sentado, hasta que volvió a empezar a imaginarse cosas, durmiendo despierto, entonces imaginó como sería la vida si tuviera un tercer brazo, y para su sorpresa, un tercer brazo empezó a formarse de la nada debajo de su brazo derecho.

- ¡AHH! - Gritó cuando se dio cuenta, luego, el brazo desapareció como vino, dejando de nuevo al muchacho con su cuerpo normal. - ¿Qué demonios está pasando? Desde ayer todo está yendo muy raro... - Luego de decir esto miró a Ahiru. Agradecía no haberla despertado con el grito, pero necesitaba hablar con ella sobre todo lo que estaba ocurriendo. Luego de mirar a la muchacha durante un rato hundió la cabeza en sus brazos y volvió a pensar en sus cosas, esta vez con más cuidado.

El mago alzó la vista hacia el rostro de la muchacha que ahora se encontraba ante ella, mantuvo sus facciones serenas mientras contestaba a la primera pregunta que esta le había formulado.

- Aprendía a negar tus invocaciones, bueno, no solo las tuyas, pero tu ya me entiendes. - Dijo mientras su miraba se perdía entre las estanterías.

Luego escuchó con atención la segunda pregunta de la maga y por alguna razón, esa pregunta le incomodó, algo en él no se encontraba bien, aún así respondió.

- Pues sí, como te conté, soñé que mi madre hablaba con alguien y luego su cabeza se convertía en la de un elefante para luego explotar. - Al terminar se mordió el brazo y desvió la mirada. Ahora que lo pensaba, el sueño no había sido tan agradable. - ¿Por qué lo preguntas? - Dijo con cautela.

La muchacha estaba algo extraña, Crow estaba seguro de que esta sabía algo que él no y esto lo incomodaba aún más, algo había pasado mientras él dormía, y no tenía ni idea de lo que podía ser.

- Ahiru... ¿Qué pasó aquí mientras yo dormía..? - Preguntó directamente. - Me siento algo raro... -

Apartó la mirada hacia la ventana y observó el cielo, azulado con el amanecer, alguna que otra nube se paseaba por allí y los pocos pájaros que revoloteaban lo hacían con pereza. El mago no alcanzó a ver a su amigo Hope, el chico se sentía mareado así que se hundió en sus brazos y espero a las palabras de Ahiru.

Crow escuchó atentamente las palabras de la maga, y ante estas, el chico se quedó un tanto sorprendido, la muchacha había hablado con Aeria y esta había desaparecido igual que en su sueño, todo era muy raro, después se tomó la píldora que Ahiru le había ofrecido, no estaba tan mal. Y sintió como toda su energía mágica se estabilizaba lentamente, era una sensación agradable y relajante.

Cuando la maga nombró las proyecciones Crow las descartó inmediatamente, esa misma mañana un tercer brazo le había salido a Crow y había sido muy real, a pesar de que este hubiera desaparecido en cuestión de segundos, entonces al mago se le ocurrió probar algo.

- No creo que sean... Alucinaciones... Observa. - Dijo mientras cerraba sus ojos y se concentraba mucho en una idea en la mente, por lo que el sabía, tenías que concentrarte y tener una imagen clara de algo para que cosas extrañas ocurrieran. Así que empezó a imaginarse a sí mismo con unos cuernos de demonio, y estos empezaron a salir de su cabeza lentamente, pero en lo que Crow hacía faltaba algo, ya que, efectivamente salieron los cuernos, pero uno de ellos estaba medio roto y otro prácticamente no había salido. No era únicamente pensar en algo, faltaba algo más y por desgracia el mago no sabía lo que era.

- Mira... - Dijo mientras lentamente con su mano tocaba el cuerno roto, el cual era físico y se encontraba allí, luego el mago apartó la mano bruscamente puesto que se había hecho un pequeño corte con una de las partes puntiagudas de la rotura. Inmediatamente los cuernos desaparecieron, pero el corte permaneció allí. Era uno de esos cortes que escocían y molestaban mucho, por lo que Crow deseó que aquel pequeño corte desapareciera. Por alguna razón, la herida se cerró completamente dejando a Crow como si nunca hubiera pasado nada, pero esta vez estaba Ahiru como testiga.

- ¡AH! - Exclamó el chico mientras sus ojos se abrían de par en par, en sus pensamientos piezas de puzles empezaban a encajar, se había dado cuenta de lo que faltaba, al contrario que con los cuernos, el mago deseaba de verdad que su herida se curara, al igual que quería de verdad saber como sería vivir con tres brazos, o recuperar sus poderes, todo empezaba a encajar. El mago se estremeció, esa clase de funcionamiento lo había visto, así era como funcionaba la esfera de los ideales...

- Ahiru... Creo que ya sé lo que pasa... - Dijo mientras miraba a la maga con los ojos casi desorbitados. - La esfera de los ideales... - Dijo para luego apartar la vista hacia una de las ventanas y comenzó a pensar en sus cosas, si de verdad eso que le ocurría era gracias a la esfera de los ideales, eso significaba que él la poseía y seguramente estaría sellada en alguna parte de su cuerpo, y lo peor, significaría que su búsqueda había terminado. El mago volvió a mirar a Ahiru y así se quedó.

Me quede estática al notar como aquellos cuernos comenzaban a brotar de la cabeza del mago. A Crow parecia no sorprenderle el hecho de haberme topado con Aeria en alguna alucinación, alegando de que quizás todo aquello era producto de algo dentro de si mismo. Luego de esto, se dispuso a enseñarme lo que a mi me parecio el acto mas fascinante y a la vez desconcertante de magia. 


- Como... co-como es posible? -

Logre preguntar aun en mi estado de shock al tiempo en que me acercaba a este y tocaba uno de sus cuernos, verificando de que fueran reales y no un tipo de ilusión. Aparentemente estaba equivocada, pues poco después de tocar aquella rígida ornamenta, el joven mago termino por lastimarse una de sus manos, y así, acabo con lo que fuera que estuviera provocando aquella magia sobre el. 

- Si la herida no se cura... Eso significa que todo lo que se produzca con lo que sea que sea eso, causara un efecto real en el espacio - 

Me lleve una de mis manos hasta mi cabeza tratando de comprender toda aquella información. Mi encuentro con la bruja había sido producido por aquella magia especial, sin embargo, no era del todo real pues, si bien había charlado durante unos cuantos minutos con ella y hasta presenciado su poder, todo eso no era mas que una simple manifestación de poder.... Poder el cual podía realmente lastimarme.

- ¿Esfera de los ideales?. Otra vez con eso.... ¿Me podrías explicar en que realmente consiste esa dichosa esfera? -

Pregunte un poco exasperada pues, si bien estaba ansiosa e interesada en la situación, me molestaba el hecho de no saber como tratar con algo lo cual no se me había enseñado en mis años como hechicera. Quería comenzar a investigar, quería hacer experimentos y sobre todo... Quería respuestas.

El chico se quedó callado mientras escuchaba todo lo que decía la muchacha, la cual parecía un tanto molesta, al parecer había algo que le incomodaba. Entonces Ahiru preguntó por la esfera de los ideales, al parecer la maga no tenía ningún conocimiento sobre esta. Crow se dispuso a explicar.

- La esfera de los ideales es un artefacto de arduo e incomparable poder cuyo paradero... Bueno, se supone que era desconocido... Mi madre me dijo todo lo que sé sobre la esfera, al parecer, esta concede, entre comillas, los deseos del que la posea, por lo que es algo bastante peligroso, y si cae en malas manos podría... Bueno ya sabes, las típicas historias de conquistar el mundo y todo ese rollo, tu ya me entiendes. A lo que vamos, Aeria, durante mi infancia, me habló siempre de esta esfera hasta el punto de convencerme para buscarla, según ella tenía una especie de misión o algo así, nunca le prestaba demasiada atención, pero según pasaban los años mis propios deseos me llevaron a buscar la esfera, y aquí me tienes... - Dijo Crow para luego bostezar. - Pero si por alguna razón, ese artefacto está sellado dentro de mí, he de decir que mi aventura ha llegado a su fin y ahora solo me queda cumplir mi objetivo una vez haya aprendido a usar su poder. - Terminó de hablar para luego mirar hacia la ventana otra vez.

El chico volvió a mirar a la maga y supuso que esta tendría curiosidad por saber cual era su objetivo, así que se tomó la libertad de responder.

- Mis objetivos son unos ideales de paz... Un mundo en el que las guerras no existan y las personas puedan llegar a entenderse mediante palabras... Perdí todo en la guerra, no quiero que más gente pase por ello, cuando veo una batalla que no es competitiva como han sido las nuestras, me asqueo, y me dan ganas de estallar. - Dijo para luego quedarse callado.

El mago pensó en como reaccionaría la muchacha ante esto, pero en el fondo le daba igual, así que permaneció con los ojos clavados en los de la muchacha esperando alguna respuesta por su parte o alguna pregunta que esta tuviera. El chico quería probar los poderes para averiguar si se trataba de la esfera o no, pensaba desear ver el momento en el que sellaron la esfera en su cuerpo, pero eso tendría que esperar, ya que Ahiru estaba igual o más confundido que él.

El muchacho se sumió en sus pensamientos tras escuchar las palabras de Ahiru, esta hablaba sobre que le hubiera eliminado si sus intenciones fueran malas, pero el chico se preguntaba que si con tal poder en sus manos, aquella chica fuera capaz de eliminarle. Inmediatamente apartó esos pensamientos y contestó a la pregunta de Ahiru.

- Supongo que está sellada en alguna parte de mi cuerpo, pero no sé ni donde, ni la clase de sello que tiene, así que supongo que la dejaré así, además, en esta condición es menos probable que la pierda, ya sabes que soy un poco desastre. - Dijo el chico mientras veía como la muchacha se encaminaba hacia la puerta principal, al parecer esta iba a ducharse.

Crow se encontraba a solas de nuevo, se reclinó en su silla y sus pensamientos empezaron a revolotear por su cabeza, inconscientemente, una imagen turbia comenzaba a formarse en la cabeza del mago casi sin darse cuenta. Entonces, frente a él, comenzó a materializarse una Ahiru rodeada de vapor y aparentemente sin prenda alguna. El chico se estremeció y cayó hacia atrás, luego se pegó un par de tortazos y aquella imagen desapareció. Suspiró, luego con su mano izquierda tapó la mitad de su cara.

- Debo tener mucho cuidado, ahora que este extraño poder a despertado tendré que aprender a ocultar mejor mis sentimientos y deseos... - Dijo para sí mismo antes de sentarse a meditar sobre la situación, luego recordó lo que iba a hacer. Cerró sus ojos y en su cabeza empezaron a formarse unos pensamientos para intentar llegar al momento en el que la esfera fue sellada. Cuando Crow abrió los ojos, se encontraba en una especie de sótano, y no muy lejos de él había una mujer y un niño en una especie de altar, no tardó mucho en reconocerles, eran él y Aeria...

- ¡AAAAAAAHHHHHHHHHHHHH! - Crow se levantó en la biblioteca cargado de rabia, a su alrededor llamas y truenos intentaban destrozar todo a su paso, los ojos del muchacho comenzaron a brillar con un rojo sangre. Corrió hasta una pared y propinó un puñetazo a esta haciendo un gran agujero, luego salió al jardín y comenzó a dar golpes sin descanso al suelo, minutos antes, había re-descubierto su vida y había conocido una faceta de su "madre" que no había visto nunca.

De los ojos sin pupilas del chico salían unas lágrimas descontroladas que se evaporaban casi instantáneamente a causa del fuego. Pasó un par de minutos así hasta que en un momento dado, toda la energía se evaporó y en el lugar solo quedaba un chico sollozando con los puños fuertemente cerrados. Aquella visión le había mostrado algo más que el momento en el que la vieja arpía le insertaba la esfera, aquella visión había llegado hasta el día de su supuesto abandono.

Una aura oscura se formaba al rededor del chico mientras su cara se mostraba seria y llena de polvo, de esa aura salían varias formas, algunas parecían animales, otras simples criaturas extrañas. Estas empezaron a alimentarse, al principio solo de la misma aura, pero luego, a medida que crecían, fueron devorando césped, arbustos y árboles, incluso partes de muro de la biblioteca caían en las fauces de aquellas extrañas criaturas y eran devoradas. A medida que estas crecían, Crow caía en un pozo de tinieblas cada vez más hondo. Mientras tanto, en sus pensamientos, el mago no tenía otra cosa que aquella visión de la muerte de sus verdaderos padres. Poco a poco el odio invadía su corazón.

- Heh... Que gracioso... Lo único que he tenido en mi vida ha sido una mentira... - Decía a la vez que las figuras paraban de devorarlo todo y se giraban para mirar al mago, luego fueron acercándose a él lentamente y una vez formado un círculo a su alrededor, estas empezaron a mordisquear los brazos y las piernas de Crow, poco a poco intentando devorarle por completo, y esto al chico pareció no importarle.

El joven inspiró para luego gritar con todas sus fuerzas, y de su boca salió otra forma, pero ésta era algo familiar, tenía forma humana, pero no tenía rasgos, era completamente negra y tenía cierto parecido con Crow. Esta hizo un par de movimientos de manos y todas las otras formas se unieron a él dejando en el jardín solo al mago y a ella misma. El chico reaccionó al ver a aquella criatura pero no podía levantarse, algo le mantenía quieto, mientras, el extraño ente se acercó al mago y lentamente metió su mano en el pecho de Crow, y al sacarla, aparte de los gritos de dolor del chico, había obtenido una extraña esfera semitransparente de un color rojizo. El mago se revolvió en el suelo de dolor mientras la criatura adjuntaba la esfera a su propio pecho quedando la mitad de esta al descubierto.

Crow se revolcó mientras las llamas desaparecían a su alrededor, se levantó de forma inmediata muy confuso y asustado, miro hacia todas partes pero solo pudo encontrar a Ahiru junto a él. La miró a los ojos para luego volver a mirar de forma descontrolada a su alrededor mientras hiperventilaba. Inconscientemente una de sus manos se agarró el pecho y se cerró fuertemente arrugando su camiseta. Luego pareció como si sus ojos buscaran algo y volvió a separar su mano de la camiseta para observar su pecho. Entonces tragó saliva. El mago no tenía ni idea de lo que había ocurrido. Entonces se quitó la camiseta a toda velocidad y descubrió que una esfera estaba a medio sacar de su pecho, lentamente acercó su dedo hasta tocarla y una vez hecho esto, esta se iluminó y unas palabras luminosas empezaron a salir de la esfera reptando por el cuerpo de Crow hasta formar unas frases al rededor de la esfera, estaban en un idioma que Crow no conocía, pero reconoció la palabra Tsunemori entre ellas. Luego volvió a mirar a Ahiru.

- ¿Qué idioma es este? - Preguntó el mago con la boca abierta. Estaba bastante confuso y sus ideas se negaban a ordenarse en su cabeza, todo aquello había sido tan real... Incluso la esfera ya no estaba sellada del todo. Entonces se acordó de algo y miró a su alrededor, las cosas que aquellas formas habían destruido seguían igual, osea que las sombras o lo que fueran, eran algo físico, o por lo menos en parte.

Más relajado Crow se llevó la mano al mentón mientras alzaba la vista para observar el cielo. ¿Por qué había ocurrido todo aquello? Al muchacho se le ensombrecieron los ojos, se había acordado de lo que había visto en su visión... Lentamente se sentó en el suelo y permaneció en silencio.

- Ahiru... Toda mi vida ha sido una mentira... La esfera me ha mostrado mi pasado... Aeria no me recogió en la calle... Asesinó a mis padres y me secuestró... - Dijo el chico con dolor en el aliento, cada una de sus palabras parecía un trozo de su alma rota saliendo de su cuerpo. - Me siento extraño, y por alguna razón no siento odio alguno, ni rencor, no siento nada malo... Todo es tan raro... - Decía mientras se rascaba el brazo izquierdo, entonces se dio cuenta de otro cambio inesperado.

La marca de la mano izquierda del mago se había extendido por todo su brazo, llegando a hasta su mano derecha, todos eran lineas rectas, parecía una especie de mapa de alguna ciudad, pero el mago no tenía ganas de pensar. Todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo le parecía irreal e incomprensible. Volvió a dirigirle una mirada a Ahiru pero esta vez sonrió.

- Gracias por salvarme... - Empezó a toser adrede. - De nuevo... - Terminó de hablar.