Regresando al pasado [Priv. Crow]

El chico se echó hacia atrás ante el acercamiento de la muchacha.

- No vas a tocarme, yo mismo puedo decirte los datos que quieres saber. - Dijo mientras ponía una cara amarga, otro gallo cantaría cuando recuperara sus poderes, quería venganza, y no sería moco de pavo, su cerebro empezaba a maquinarla en ese mismo instante.

Pero... ¿Y si no recuperaba sus poderes? ¿Y si se convertía en una persona normal? Jamás se lo perdonaría a la maga, intentaría hacerle la vida imposible e incluso cosas peores, una cosa es ser un sirviente, y otra muy diferente era ser un conejillo de indias de hechizos tan peligrosos. Un odio interno aparecía de la nada.

- Y bien, ¿qué es lo que quieres saber? - Dijo Crow mientras se alejaba cada vez más de la mirada de Ahiru.

Crow levantó la vista para observar los ojos de la muchacha y entonces puso una expresión de inocencia. Entonces poco a poco, llevo sus manos a sus pechos y rió.

- Los tengo más grandes que tu. - Dijo mientras sonreía.

Después de eso una de sus manos empezó a bajar hacia sus partes elementales, pero se paro por el vientre mientras observaba la reacción de la muchacha.

- ¿Es eso lo que quieres saber? Si... ¿Soy como tu ahí abajo? - Empezó a reír para sus adentros. No era muy agradable no tener poderes, pero más tarde se encargaría de darle su merecido a Ahriu, una vez todo esto pasara la chica conocería su lado oscuro, pero eso tendría que esperar, por ahora solo podía hacer caso a la maga. Cogió el metro y empezó a tomar medidas, pero... no sabía por qué, ya que estaba bastante claro que era un cuerpo de chica. Tras medirse dio los resultados a Ahiru y se llevó los dedos a la boca para silbar muy fuerte, quizás el cuervo reconocería sus silbidos, pero no fue así.

- Joder, sin poderes y sin mascota, ya te vale, podrías tener por lo menos la forma de quitarlo, ¿qué clase de seriedad es esa en una maga? ¿Y si me hubieras matado? - Dijo con un tono bromeante pero serio a la vez, el mago no podía morir aún, por ahora, solo agradeció que el hechizo saliera bien.

- Bien, ¿qué quieres ahora? Ya sabes todo lo que querías. Mis medidas, mis pechos son de verdad y mejores que los tuyos y definitivamente mis partes elementales son de verdad. Ahora... - La miró con una mirada sin sentimiento. - ¿Qué quieres?

Off: ¿Sorpresa?

- Bueno, no estría mal ver la reacción de los chicos cuando me vean transformarme de nuevo en hombre, kufufufu. - Respondió Crow ante la mofa de la muchacha. Luego sonrió complacido hacia sus adentros. Si Ahiru creía que eso iba a molestarle, estaba muy equivocada.

Más tarde, tras haber dicho ciertas cosas, observó como la maga al final estallaba en lo que parecía ira, silenciándole con un hechizo y gritándole un montón de cosas que Crow ignoró. Después Ahriu deshizo el hechizo y el mago se sintió bien, no era a eso a lo que quería llegar, pero sus palabras habían llegado muy adentro hasta el punto de hacerla enfadar. Se regocijó en sus adentros y luego sonrió tras mirar a la maga.

- Está bien, está bien, te dejaré tranquila, me voy al tejado. - Tras decir esas palabras, no dio tiempo de responder a la maga antes de estar ya lejos de la mesa, aunque no creía que Ahiru fuera a responder de todas maneras.

Se encontraba delante de la fachada del edificio, la puerta que daba al ático estaba cerrada por lo que tendría que escalar, así que comenzó, poco a poco fue subiendo pero más o menos por la mitad del trayecto estaba ya agotado, su cuerpo de mujer era débil, bonito, pero débil, por lo que no pudo aguantar la fatiga muscular y cayó al césped del jardín en silencio, golpenadose la cabeza y quedando inconsciente.

Crow abrió los ojos y miró a su alrededor, su cuerpo de chico había vuelto, pero estaba claro que no era el mundo real. Se levantó y miró a su alrededor, a su derecha, a lo lejos, se veía una luz muy brillante en un fondo negro y se acercó poco a poco, se parecía un poco al supuesto túnel que ves al morir pero cuando llegó al foco de la luz descartó esa posibilidad. Una esfera muy brillante se encontraba allí.

- La esfera de los ideales... - Dijo el chico. Momentos después intentó tocarla pero al rozarla lo más mínimo todo se volvió blanco y volvió a caer en la inconsciencia.

Crow abrió los ojos de golpe y se encontró de nuevo en el jardín, tosió un par de veces y se incorporó. No sabía cuanto había estado allí pero no debía ser mucho, 30 minutos quizás. Todo parecía en orden, su cuerpo de chica seguía allí, pero algo en su interior se removía, y hacía que Crow se resintiera un poco. Sentía cómo algo pasaba por todas las partes de su cuerpo como queriendo salir y de repente, electricidad empezó a salir de su cuerpo a montones, era doloroso, nunca se había sentido así, luego llamas salieron, y a continuación agua, para luego dar paso al viento.

El mago se revolcaba y gritaba de dolor en el suelo mientras todo eso ocurría, hasta que no pudo más, levantó su puño y gritó un hechizo para después golpear con el puño cerrado al suelo, toda la energía se canalizó a ese punto haciendo estallar el suelo, el mago salió volando contra una pared y quedó sentado en ella mientras miraba como el humo se disipaba en el ambiente, un pequeño cráter de más o menos un metro de diámetro descansaba allí.

- ¿Qué... es... esto? - Se preguntó Crow a sí mismo. Acto seguido miró a su mano he invocó una pequeña llama. Sus poderes habían vuelto, pero... ¿Por qué? Se suponía que él no tendría poderes mientras el hechizo estuviera activo. A no ser... que a la maga le haya salido mal el hechizo. A él eso le daba igual por ahora, había recuperado su energía mágica y eso era lo que le importaba. Inmediatamente envió hondas mágicas para atraer la atención de Hope, estuviera donde estuviera.

Fue raro, pero de su nariz empezó a brotar sangre sin parar, manchando sus ropas y formando un desastre en el jardín, parecía mucha, pero la cantidad que salía y a la velocidad que salía no parecía muy peligroso. En ese momento se percató.

No muy lejos de allí estaba Ahiru, Crow se sorprendió, no sabía cuanto de lo que había ocurrido había visto la muchacha, pero sin duda alguna, había sido una experiencia terrible.

Crow miraba hacia todas partes desconcertado, no se dio cuenta de que la muchacha le había quitado un trozo de tela ensangrentado y casi no se percató del paño que le pasaban por la cara, no sabía lo que estaba pasando y en su cabeza solo se veía una imagen...

- La esfera... - Dijo Crow de repente. Lo que había visto en su visión era la esfera de los ideales y aun siendo una visión, esta había tenido efectos en su cuerpo de los que Crow desconocía, era imposible que la liberación de la magia fuera tan dolorosa, entonces miró a Ahiru con una cara de incomprensión. Quería decir un montón de cosas pero de entre sus labios solo salieron dos palabras.

- Tengo hambre... - Dijo mientras su cara de estupefacción no cambiaba lo más mínimo, no sabía porque había dicho eso, en realidad no tenía hambre, era lo primero que se le había pasado por la cabeza, pero bueno, suponía que por lo menos así la maga sabría que Crow estaba bien mentalmente. Se levantó como pudo y quedó frente a Ahiru mientras su compañero Hope llegaba desde la distancia para empezar a revolotear a su alrededor, dudando por si se había equivocado de persona al ver que Crow ahora era una chica.

El mago miró su camiseta manchada de sangre y deseó para sus adentros que esas manchas se fueran. Y para su sorpresa, así fue, la mancha comenzó a desaparecer como si nada, miró a la maga pensando que había sido ella, pero no, Ahiru no había sido y eso asustaba a Crow un poco.

- ¿Qué co...? - Dijo el mago sin acabar. Cada vez ocurrían cosas más y más extrañas las cuales él no comprendía. Volvió a mirar a Ahiru.

- Y si... ¿Volvemos a la biblioteca? - Preguntó el chico.

Ambos caminaron hacia la biblioteca en un silencio absoluto, Crow no sabía demasiado de la situación y seguía en estado de shock, aunque poco a poco los mecanismos en su mente empezaban a funcionar de nuevo y a unir lazos, era extraño, pero había visto la esfera de los ideales en su ilusión y luego sus pensamientos habían tenido un efecto parecido a la de esta, Crow se llevó una mano a la cabeza, y luego algo le hizo pararse en seco. Antes de desmayarse, Crow había deseado con todas sus ganas tener sus poderes de vuelta, y habían vuelto... Entonces, se preguntó, ¿no había sido error de Ahiru? Miró a la maga mientras caminaba. Algo en él se sentía un poco mal por todo lo que había hecho para molestarla. Y entonces la agarró del brazo para que se volteara.

- Ahiru... Yo... Siento todo lo que hice, no sabía en que estaba pensando... Perdóname... - Dijo el mago con la mirada hacia el suelo.

No sabía como reaccionaría la muchacha pero debía disculparse, se había comportando como un crío y ella no lo merecía. Luego soltó el brazo de la muchacha y siguió caminando, se preguntaba cuanto tiempo quedaba para que su cuerpo volviera a su estado normal y poder prepararle algo especial a la muchacha, no una venganza como había planeado antes, pero algo amistoso. Entonces llegaron a la biblioteca y Crow se sentó en una silla y hundió su cabeza entre sus brazos sin saber muy bien que hacer.

El mago miró el reloj mientras esperaba a que Ahiru regresara, le parecía una espera eterna, a pesar de que solo pasaron un par de minutos. El chico se sentía algo extraño, tenía bastante calor, así que se quitó la camiseta de arriba y se quedo con la camisa negra , también se deshizo de sus guantes. Miró a su pecho, poco a poco el efecto del hechizo de Ahiru desaparecía. Entonces pensó en su cuerpo de chico y deseó tenerlo de vuelta, era algo tonto, ya no le importaba tener el cuerpo de chica, pero no sabía por qué, quería que su cuerpo regresara. Para su sorpresa, mientras deseaba el regreso de su cuerpo, el proceso de metamorfosis se completaba volviendo a ser un chico. Crow se quedó atónito.

- Pero ¿qué demonios está pasando aquí? Solo han pasado trece horas, aún quedan once, ¿por qué vuelvo a ser un chico? - Crow se llevó las manos a la cabeza, no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, pero le daba un poco de miedo. Quizás Ahiru si se haya equivocado con el hechizo, era la única razón aparente que existía, pero el mago sabía que la muchacha había realizado el conjuro con éxito, no había razones para que eso estuviera pasando.

El cerebro de Crow empezó a maquinar posibles respuestas a aquel misterio, pero fue en vano, solo pudo quedarse sin hacer nada hasta que llegó Ahiru. Quizás ella sabría lo que estaba pasando, y si no lo sabía... Crow no tendría más remedio que usar esos objetos de médico que tanto odiaba. Solo de pensarlo le daban escalofríos.

Cuando llegó Ahiru y le dijo que le trataría con medicinas no mágicas para ver si tenía algo Crow se temió lo peor, pero para su sorpresa, la amiga había sacado un estetoscopio, y no algo extraño como había ocurrido en su primer encuentro. El mago se relajó y empezó a respirar tranquilamente mientras se levantaba la camiseta y el frío metal tocaba su piel. El chico se estremeció pero al final se acostumbró. Sintió también la energía mágica que Ahiru le estaba canalizando, por alguna razón eso le alteraba un poco haciendo que la sensación de calor aumentase, de su boca, al respirar salí vaho, mostrando la diferencia de temperatura. A pesar de este repentino cambio de temperatura, no sentía nada malo, no estaba enfermo, pero tampoco estaba al parecer sano.

Miró a Ahiru mientras esta se quedaba mirando a la nada, el mago empezó a pensar, hacía tiempo que Ahiru y él no paraban de pelear, y la mayoría había sido su culpa, su inmadurez. No sabía si de verdad aquello molestaba a la maga, pero la había hecho enrabietar muchas veces. Además, nunca se había disculpado hasta aquella tarde, debía ser algo frustrante para ella.

El mago decidió tener un detalle con la chica, a fin y al cabo, ella le había curado en muchas ocasiones, le había ayudado con su temor a las ranas y le soportaba fuera cual fuese la situación.

La mirada de Ahiru seguía perdida, y hacía rato que pasaba el estetoscopio por sitios por los que ya había pasado.

- Ahiru... ¿Estás bien? Ya has pasado el estetoscopio por ahí unas 5 veces. - Dijo el mago, quizás ella estuviera cansada o algo parecido. Sea lo que fuese, a Crow no se le ocurría nada para complacer a la muchacha por todo lo que había causado, así que preguntó directamente.

- Ahiru... Te he causado muchas rabietas en todo el tiempo que viajamos juntos y muchas veces hice que discutieramos... Yo... Me preguntaba... - Miró de reojo a Ahiru. - Si podría hacer algo para complacerte... - Terminó de hablar y dirigió su mirada hacia la ventana, por donde pasaban algunos pájaros.

Crow refunfuñó, había dicho todo eso para nada, ya que al parecer a Ahiru no le importaba todo lo que había hecho y cuando Crow abrió la boca para decir que estaba bien, que entonces retrocedía en la propuesta, Ahiru dijo que aceptaba la propuesta. El mago cerró la boca y escuchó atentamente la petición de la maga. Y esta le estaba pidiendo unas clases de control elemental. Crow se quedó boquiabierto.

- Ehm... Claro... ¿Por qué no? - Dijo con algo de dudas. No sabría que saldría de esto, pero podría ser divertido. - Entonces... Prepárate y vamos fuera. - Terminó.

Una vez fuera, en el jardín, Crow cogió un par de hojas de árbol y se acercó hasta Ahiru.

- Vale, empezaré con el fuego. Verás, normalmente los magos usan el fuego lanzandolo o rodeandose de él en las batallas, es la forma de menos gasto de energía que hay, pero la que menos nivel requiere, es básicamente la que usamos tu y yo en nuestro combate en las aguas termales. Pero, si tienes el suficiente poder como para atravesar la barrera mágica natural del objetivo y poder usar tus poderes en sus cuerpos directamente, puedes desarrollar cosas como ésta. - Dijo el mago mientras lanzaba las hojas al aire y las esparcía. - Bien observa. - Añadió.

Entonces el mago cerró los ojos e hizo un movimiento circular con ambas manos, haciendo que todas las hojas que revoloteaban por ahí, se encendieran al mismo tiempo sin que ninguna llama haya salido del cuerpo de Crow.

- Esto obviamente requiere más energía, pero es un método muy eficaz si luchas contra seres que no sean magos o híbridos, ya que estos tienen una barrera mágica muy potente. - Añadió al final. - Para hacerlo tienes que sentir lo que ocurre a tu alrededor, visualizar los cuerpos objetivos en tu mente y hacer que el fuego nazca en ellos, intenta sentir la energía de las llamas. - Terminó Crow.

Luego se quedó observando a Ahiru un poco con cara pensativa.

- Bueno, eso es todo, inténtalo, y si lo consigues te enseñaré algo mejor. -

El mago observó como la maga intentaba realizar el ejercicio sin éxito e inmediatamente algo caliente aparecía en su camiseta, a la cual miró. Una pequeña llama apareció empezando a quemar su prenda, el chico soltó un grito corto y empezó a golpear la llama para intentar extinguirla sin éxito alguno. Entonces Ahiru usó otro hechizo el cual hizo que el mago se llenara de agua, aunque por lo menos las llamas se habían apagado. El chico tenía una expresión de sorpresa y momentos después empezó a reír mientras Ahiru se disculpaba.

- Jaja, no te preocupes. - Dijo mientras se quitaba la camiseta y la estiraba para secarla, la dejó en el suelo, tenía un agujero enorme, así que olvidó lo de secarla, estaba inservible, tendría que seguir con el pecho al viento. Por suerte los pantalones no estaban ni rotos ni muy mojados. En ese caso todo se volvería muy extraño y vergonzoso.

- Bien, pues... Sigue intentandolo, te daré otro consejo. - Dijo mientras se acercaba a Ahiru y le ponía las manos en los hombros. - Intenta no poner presión en los hombros, la musculatura de esta zona afecta bastante a la concentración, así que ten cuidado. - Luego de decir esto se volvió a echar hacia atrás.

Después de que dominara ese truco le enseñaría a formar llamas negras, que sería la forma más poderosa del fuego, uno tan intenso que puede calcinar a una persona normal en varios segundos. También podría enseñarle a darle algunas formas a las llamas. Suponía que la maga sabría hacer algunas básicas, pero no sabía hasta que punto. Lo único que quedaría después de eso sería como añadir potencial a un arma con el fuego, como el hacía con la baraja de cartas de poker que tenía.

Luego se sentó en el suelo y empezó a a observar a Ahiru, su cara de concentración era muy mona y a Crow le hacía sonreír, parecía que se estaba esforzando de verdad en aprender lo que él decía y esto le emocionaba. Nunca se había visto como un profesor, pero al parecer lo hacía bien.

Una brisa fría empezó a soplar y Crow, al no tener camiseta lo sintió y miró al cielo, la tarde estaba llegando, pronto tendrían que parar para dormir.

El chico se alegró bastante cuando Ahiru consiguió realizar el hechizo, compartiendo la emoción con su compañera, pero no duró demasiado, ya que esta se calmó por algún motivo y se mantuvo en silencio un rato. Luego preguntó por el siguiente ejercicio mientras miraba a Crow y se ruborizaba, apartando la mirada de él. El mago miró a su torso desnudo y luego volvió a mirar a Ahiru, ¿de verdad ella sentía vergüenza por eso?

- Ohm... El siguiente ejercicio sería llegar a formar esas llamas negras que viste en nuestra pelea en las aguas termales. - Dijo mientras abría la mano y creaba una pequeña llama oscura. - Las llamas negras son el fuego más poderoso, y solo pueden ser creadas a través de la magia, no se consiguen de forma natural. Su poder es tal, que pueden calcinar a una persona normal en cuestión de segundos... Son algo peligrosas. - Dijo como introducción mientras miraba fijamente a la pequeña llama, que ahora era roja. - Para realizar una llama así, debes conseguir concentrarte mucho, pensar solo en la llama, ir aumentando la energía en ella... Poco a poco... Imaginar como se vuelve negra... Y liberar la energía. - Entonces la llama volvió a oscurecer. Volvió a mirar a Ahiru mientras deshacía el fuego. - Concéntrate solo en la llama, si te distraes con algo, ese algo puede acabar calcinado. - Dijo con una cara bastante seria.

Luego se echó hacia atrás y volvió a sentarse, a la espera de que Ahiru realizara ese hechizo. Pero algo en su interior estaba pasando. Una pequeña molestia en el pecho apareció, pero Crow no lo dio importancia, aunque dentro de él una extraña energía se movía por su cuerpo, él no lo notaba del todo. Algo que había sido encerrado en él nueve años atrás empezaba a manifestarse.

Crow observó como Ahiru empezaba a quemarse el brazo y se levantó para ayudar, pero la maga tuvo todo bajo control bastante rápido. Entonces el chico suspiró. Por suerte no había sido demasiado grave. Entonces escuchó las palabras de la chica y asintió. Y mientras se dirigían a la biblioteca de nuevo Crow le daba vueltas a varias cosas, y entonces llegaron. Todo estaba igual que antes, Crow sacó de su mochila un pequeño saco de dormir y se acostó en el con los ojos abiertos.

- Hmm... No se tú, pero yo voy a dormir, estoy algo cansado. - Le dijo a Ahiru.

En el mismo instante se autohechizó con sueño para dormir toda la noche, y entonces empezó a soñar con plantas, agua y otras cosas extrañas, que, no se sabe por qué, empezaron a materializarse en la realidad, del suelo salían plantas y morían casi instantáneamente, al igual que el agua que empezaba a brotar solo para evaporarse, o los pequeños rayos que aparecían volando a su alrededor, todo era muy raro. Pero entonces algo más extraño pasó, Crow empezó a soñar con su encuentro con Aeria en el cementerio, y esta se materializó en la sala.

- Pero ¿qué demonios? - Dijo la mujer.

- Sabes... Ese hechizo es bastante peligroso. - Dijo Aeria que estaba detrás de Ahiru. - Oye niña, ¿Cómo sabes la existencia de la piedra onix? ¿Acaso Crow te la ha enseñado? - Dijo mientras se movía de lado a lado. Al parecer la materialización de los sueños de Crow tenía conciencia propia, o podría ser porque ella era una gran maga, la cuestión era que ella estaba allí presente, pero de forma intangible.

Su cabello marrón rizado se movía por alguna extraña fuerza y su capa negra cubría todo el cuerpo sin dejar a la vista ninguno de sus ropajes. Su mera presencia daba al lugar algo de presión, una sensación incomoda.

- ¿De qué conoces a mi hijo? Y ¿Quién eres? - Preguntó. La mujer no daba signos de querer presentarse ella misma, pues debía tener cuidado con lo que decía. Se mantuvo inmóvil mientras observaba a los ojos a la muchacha. Sus ojos ambarinos se clavaban en los de Ahiru como dos lanzas atravesando su mente. - No intentes mentirme, sé cuando la gente lo hace... - Terminó.

Luego miró hacia Crow, quien seguía dormido como un niño pequeño. - Ah... Sigue igual que cuando era pequeño. - Dijo la mujer mientras ladeaba la cabeza y sonreía.

Luego de escuchar algunas respuestas de Ahiru, Aeria se acercó a la muchacha.

- Y ¿para qué quieres ese hechizo niña? - Dijo algo tosca. La verdad es que podría haber sido un poco más simpática, pero no lo fue. Quizás Ahiru se molestaría.