Habitación 004~

Le devuelvo el beso y le sonrío.
- ¿Y como de.. "anormal" - digo haciendo las comillas con los dedos, para luego volver a abrazarla - crees que soy?

Niego con la cabeza lentamente, dejandome abrazar.
-No, no. No digo que seas "anormal". Eres diferente... No se, tienes algo especial...
Alzo una mano, apartando un mechón de cabello mojado que caía sobre su cara. Acaricio su rostro levemente, clavando mi mirada en la suya.
-...en esos ojos.-completo la frase.

- Una humana increíble, ciertamente - replico - normalmente hos asustais y salís corriendo, o os rendís a mis pies temblando.. Pero esto.. Eres increíble - le digo con dulzura, besandola de nuevo.

Dejo que me bese, disfrutando del momento. Pero cuando se separa, la miro con fingida preocupación.
-Bueno, creo que lo de rendirme a tus pies si que lo he hecho, pero... No exactamente temblando.
Río levemente ante mi tonta broma y vuelvo a acariciar su rostro, sin acabar de comprender por qué dice todas esas cosas.
-¿Quién eres?

- Tampoco hubiera dejado que lo hicieras - le digo sonriendo.
Ante su pregunta, me tenso, apartandome levemente de ella. - No se.. si te gustaría saberlo.. Quizás si te lo dijera saldrías corriendo, gritandome que soy un monstruo o algo así

Ladeo la cabeza, mirándola sin comprender. Pero hay algo que sí que comprendo. Rompo la leve distancia que ha creado entre nosotras, acercándome a ella y cogiéndole las manos.
-Sé que hace poco que nos conocemos y tal pero... Creeme si te digo que en mi vida había conocido nunca ha nadie tan maravilloso como tú. Así que dudo mucho que salga huyendo por saber algo más de tí.
Sonrío levemente, sin soltarle las manos.

Suspiro y me aparto de ella, para luego cogerla en vilo y llevarla hasta la cama, donde la dejo sentada.
- Quedate ahí quieta, no quiero que pegues un culetazo cuando te enteres.
Me alejo un poco, respirando profudamente.
Entonces empieza la transformación; mi pelo crec, al a vez que su color se desvanece, dejandolo blanco. Mis ojos se tornan de un intenso color carmesí, mientras que mi figura se estiliza, pasando a ser la de una hermosa mujer.
- Yo soy Azazel - digo con una voz profunda, misteriosa, mistica. - Princesa del reino de Liduen, tierra domianda por Lucifer. Soy un demonio .
La miro a los ojos, esperando su reaccion.


Azazel:

Spoiler:

Me dejo llevar sorprendida hasta la cama. Me quedo sentada y miro a Yuki con curiosidad. Sobretodo cuando empieza a transformarse. A la vez que su cuerpo cambia mis ojos y mi boca se van abriendo con asombro.Me quedo así por un largo rato, sin poder articular palabra; pero al menos consigo cerrar la boca. Tengo la mente como en blanco, pero poco a poco recobro el hilo de mis pensamientos.
-Increíble...-murmuro, sin poder apartar la vista de ella.

Frunzo el ceño, flipandola con esta chica.
Me vuelvo a transformar, puesto que no estoy muy comoda con mi forma real y me acerco a ella.
- ¿Que tiene eso de increible? - pregunto algo molesta.

Ahora, al verla enfadada, si que me siento algo incómoda. La miro sin comprender por qué se pone así, pero intento calmarla.
-Es la primera vez que veo a alguien que sea un... Demonio-me cuesta decir la palabra, ya que no se si le molestará o algo-.Pero tan solo eso... Me parece extraño. ¿Preferirías que saliera corriendo o algo por el estilo? Por que si quieres me voy.
Me levanto de la cama y aclaro mi voz, preparándome para ponerme a gritar como una loca.

Suavizo mi expresión, calmandome.
- No, no es que quiera que salgas corriendo ni nada pero.. No se, es la reacción normal de quien ve mi forma original así que.. no se, me ha sorprendido - le sonrío con dulzura. - Lo siento.
- Además, si voy en esta forma paso más desapercibida, Azazel es demasiado hermosa, en cambio yo soy suficientemente normal para andar con calma por la calle. - Le sonrío y me siento junto a ella, acariciandole el pelo ya casi seco.

Me siento junto a ella de nuevo, sonriendo levemente.
-Creeme, no pasas nada desapercibida. Se te nota de lejos que estás tremendamente buena.
Intento bromear para que acabe de tranquilizarse.
-Aunque seas un demonio... real, no quiere decir que no haya más demonios irreales por el mundo. Quiero decir, los humanos pueden llegar a ser muy crueles. Supongo que no es comparable, pero al menos con ellos tengo experiencia, así que no tengo por qué huir.
Sonrío ampliamente y apoyo mi cabeza sobre su hombro, cerrando los ojos.

Sonrío con ganas.
- Vaya, así.. ¿Así que estoy tremendamente buena? - me río por lo bajini.
Me quedo callada ante lo último que dice.
- Ahora.. Cuentame algo sobre ti, Niku. Por favor.

-¿Sobre mí?-pregunto con sorpresa.
Me quedo pensando unos momentos, sin saber bien qué decir. Lo cierto es que no me gusta urgar en mi propio pasado, pero ya que ella ha sido capaz de contarme algo tan gordo yo también debería poder contarle cosas sobre mí...
-Pues... Yo nací y viví en un pueblecito llamado Jara, al oeste de unas montañas. Un pueblo normal y corriente, ya sabes; gente normal, con vidas normales, sin riesgos... Oh, y eran todos muy religiosos. Pero mi vida no era del todo normal.-el tono de mi voz empieza a descender, recordándo algunos momentos de mi vida pasada-.Mi padre se había acostado con todo el pueblo, y cuando digo todo, digo todo. Lo asesinaron. Mi madre le delató. Después todos la acusaron de bruja y... Bueno, acabó en la hoguera. Lo único que tenía en el mundo era a mi mejor amiga. Y... Bueno, era algo más que una amiga. Para mí, claro. Así que acabé siendo acusada de bruja, demonio, o vete a saber que cosas. Me sometieron a diversas torturas. Pero... finalmente conseguí escapar.
Sonrío levemente, con las lágrimas cubriendo mis ojos. Agacho la cabeza, intentando ocultarlas a los ojos de Yuki, cubriendo mi rostro con las manos.

Se me ha quedado la boca en forma de "o" así que lo único que puedo hacer es abrazarla por los hombros, acercandola a mi todo lo que puedo.
- Vaya.. Siento haberte hecho recordar eso.

Niego con la cabeza, dejándome llevar por su abrazo al tiempo que seco las lágrimas que resbalan por mi rostro con el dorso de las mangas.
-No, no importa. Yo soy la que siente haberse puesto así.-río levemente, algo avergonzada por mi reacción.

- Tranquila, es algo normal, supongo - le acaricio el pelo, intentando calmarla.

Apoyada en su hombro, levanto la cabeza, intentando buscar su mirada. Le doy un leve beso en la barbilla y sonrío levemente.
-Gracias.
Me apodero de sus manos y las guío hasta mi regazo, envolviéndome entre sus brazos, acariciando sus manos, juntándolas con las mías.
-Esto es extraño...-murmuro.

Le doy un beso en la sien y desciendo, antes de pararme en su cuello.
- ¿El que? ¿Por que? - me río y vuelvo a mi labor, besandola por último en la base del cuello.

Sonrío ante sus besos, cerrándo los ojos y mordiendo involuntariamente mis labios. Cuando por fin para y me veo con fuerzas de poder hablar, la miro sonriente. Me doy un poco la vuelta para poder mirarla de frente, enganchándome a su cuello.
-La felicidad que siento ahora mismo, estando aquí contigo. Jamás me había sentido tan bien...-me cayo unos momentos, bajando levemente la mirada. Cuando la levanto adopto una fingida expresión de terror-.¿No me digas que esto es lo que conyeva que seas un demonio?

Me río nte su expresión, peor luego suelto una risita malévola.
- No pero.. - le acaricio el cuello con un dedo - mi desdendéncia de súcubo si que conlleva que sientas algo más de placer - sonrío de nuevo, mientras la tiendo en la cama debajo de mi cuerpo y le muerdo levemente el cuello.

Me dejo llevar por sus actos, y el mordisco que le dedica a mi cuello me hace estremecer.
-Así que estos eran tus verdaderos propositos, ¿no?
Sonrío maliciosamente, aferrándo su rostro con las manos y atrayéndolo hacia el mío, besándo sus labios con pasión.

- No - le digo entre beso y beso - la verdad es que no, pero no podría desperdiciar la situación.
Deslizo una mano por su cuello, hasta llegar al primer botón de la camisa del pijama, el cual desabrocho sin problemas.
Sigo el paso de mis dedos con los labios, besando y mordiendo cada centimetro de piel al descubierto.

Dejo ir un leve gemido al sentir sus labios rozando mi piel. Alzo las manos hasta llegar a su espalda, introduciéndolas por debajo de su camiseta, acariciando su piel. Si antes estaba colorada... Ahora me ve un coche y se para en seco pensando que soy un semáforo.

- Si ahora estás así.. - digo separnadome levemente de ella, para mirar su cara encendida - no quiero imaginarme que te pasará el día que.. - no acabo la frase, simplemente la beso en los labios de nuevo, poniendo toda mi pasión ,explorando su boca con la lengua.