Good Night~ (Namine Ritsu)

*Lo mejor que podía hacer en ese momento era llevarlo lo más lejos posible de su actual "Hogar", de ese modo, aquel ser que lo vigilaba constantemente no sabría que estaba haciendo contacto con humanos y mucho menos con uno tan lindo como el pelirrojo.

Cuando llegaron justo en frente del Parque de Diversiones, el albino simplemente extendió su mano libre en dirección de la entrada y con su clara sonrisa le dijo al contrario* -Bienvenido a mi pequeño y segundo hogar, Pez-kun~ Aquí es donde pasaremos la noche jeje- *Y tenían suerte, aun había algo de luz sobre el cielo, la entrada por las noches se volvía un poco peligrosa, aunque a él, claro, le encantaba poder ser parte de ese peligro.

Aun sin soltarle de su muñeca siguió caminando hasta el interior, le dejó ver como algunos juegos se mantenían en funcionamiento, pero parecía que no se movían para nada, era una imagen un poco tenebrosa para aquellos que no disfrutaban de ello. Su siguiente parada fue en lo que era "El túnel de las fantasías" Aquel en donde las personas se subían en un bote y este los llevaba por dentro de un mágico juego en el cual, antes, en su interior, era un espectáculo infantil de robots como duendes, hadas, dragones, muchas cosas, por eso mismo, el interior estaba bastante lindo, y aquello, de cierto modo, era lo que le gustaba al albino, los cuentos de hadas.

Este juego tenía un letrero de -Cerrado- Pues claro, Weiss no deseaba que nadie interrumpiera en su lugar mágico ni que nadie más usara aquel juego porque además de sus problemas de uso él mismo había arreglado un poco su interior para que no se notara lo destruido y deteriorado de antes* -Vamos, sube- *Le dijo todo emocionado llevándolo hasta uno de los botes* -Sabes, todos los demás se pondrán felices de ver que no entraré solo esta vez jeje- *Así colocándose por detrás del bote, claramente levitando empujo el bote para moverlo por aquellas aguas hasta entrar en el túnel. Al principio era obscuro pero de un de repente apareció una luz y se encontraron con un bello adornado de jardín con flores, pequeños duendes robots recogiendo el lugar y algunas hadas volando* -Ey chicos, tengan cuidado, no vaya a ser que asusten a mi invitado- *Los pequeños se giraron y notaron al pelirrojo pero gracias a que estaba sobre el bote y ellos en el suelo, no podían alcanzarlo o si no, claramente lo abrazarían.

Poco a poco fueron llegando a una pequeña choza que se encontraba por un lado del juego, fue ahí donde el albino se detuvo prestandole su mano al contrario para ayudarle a bajar* -Bien, entonces, quiero que seas bienvenido a mi casa, Pez-kun~ Que te pareció el espectáculo? jeje~- *Y como era de esperarse, Weiss siempre sonriendo, sin pensar si aquello realmente le incomodaría, después de todo, estaba con un recién conocido y al mismo tiempo un demonio, pero eso ni idea*

-¿Hace cuánto? Je…Realmente no lo recuerdo, pero fue hace años- *Todo había comenzado cuando su hermano y él estaban solos por esas tierras, eran un par de niños traviesos así que hacían lo que querían. Por eso mismo nombraba aquel juego como su segundo hogar, no acostumbraba visitarlo seguido para evitar aquellos recuerdos.

No podía evitar el sonreír al ver el ánimo que tenía su acompañante con respecto al interior del juego. De un momento también se sentía orgulloso de sí mismo por ser bueno reparando cosas, ahí la prueba, era simplemente perfecto, bueno, hasta cierto grado en que se le veía*

-Si hubieras venido aquí antes seguro y ni podrías haber tocado a los duendes, el juego tenía muchas reglas pffff…Pero si quieres y te gustaría, podría arreglar más de este parque para que lo disfrutes- *Hablaba con la verdad y unas enormes ganas de tener cerca al contrario de algún modo, pero de todos modos sentía como un leve rechazo a su persona y todo eso era causado a que aun no le decía lo que realmente era.

Le permitió entrar a la choza mientras que él se mantuvo por un momento fuera, mirando serio a los duendes que se mantenían a cierta distancia de ese lugar. Les tenía reglas y debían seguirlas si no querían que se los comieran, porque si era sincero, no eran solo robots* -Eh?- *Se giró en dirección del interior al escuchar su nombre* -Comer? Ah! Cierto! Espera un poco, conseguiré lo necesario para que prepares algo- *Decía de nuevo con su ánimo. Fue donde los robots y les murmuro, haciéndoles una lista de lo que debían traer* -Deben de estar en buen estado, así que vallan rápido- *Al concluir sus palabras estos se movieron y el albino regreso al interior para sonreírle bobamente al pelirrojo* -Alguien dijo…Dulces?!-

*Sonrío de un modo bastante tierno ante su ofrecimiento en cuanto a volver poner en pie aquel lindo lugar, quizás los niños futuros que lleguen podrían disfrutar del trabajo que podrían hacer* -Me parece perfecto, así podríamos divertirnos un rato también- *Se sentó en el aire mirándole detenidamente. Sea como tuviera el cabello le parecía lindo su aspecto e interesante que se viera como toda una mujer.

Asintió ante sus palabras, no iba a comer muchos dulces, por la misma seguridad del contrario, pero en cuanto menciono al grado de la temperatura se sorprendió levemente* [color=darkcyan]-Lo lamento! Olvide abrir la puerta trasera era el único lugar por el momento que dejaba pasar fluidamente el aire. Esta daba a la parte interna del juego, maquinaria fría, a lo que hacía como un filtro natural para que se refrescara la pequeña choza donde estaban.

Regreso al lado de Namine y aceptó el trozo de chocolate el cual, prefirió guardar cuidadosamente, para él, ese tipo de cosas siempre fue un tesoro, gracias a su Padre* -Nee, Namine-chan, nunca vengas solo por estos lugares, te parece?...- *Su tono de voz sonaba algo apagado. Le gustaba la idea de ser visitado, nadie lo hacía, pero no quería que la única persona a la que había llevado ahí saliera lastimada por su culpa* -Yo no suelo estar en un solo lugar, además, es raro que me pase por aquí- *Se puso frente a él bastante cercano a su rostro* -Así que no te quieras arriesgar- *Y después de un momento de mirarle se separó, levitando por lugar* -Qué me gusta? Fácil!- *Vuelve a su típica sonrisa juguetona* -Me gustan muchas cosas, como mmm…Jugar al escondite, disfrutar de la vida- *Le mira penetrante* -Me gusta Pez-kun…Y, a Pez-kun qué le gusta?- *Hace una pirueta en el aire pare terminar aparentemente recostado, recargando su cabeza en su brazo*

-Pero qué dices eso? Jeje, para mi no eres molestia, Pez-kun, al contrario- *Mientras hablaba movía bastante sus manos, señalando al ritmo de sus palabras. Si fuera posible expulsaría colorsitos y brillos, era la mejor imagen* -Me alegra de que me dejaras cuidarte por esta noche…A veces me siento algo solo- *Declaró lo último más bajo casi para sí mismo. Se rumoreaba que los demonios no podían tener ese tipo de sentimientos, pero si se analizaba bien, él no era un común demonio, o bueno, no como los otros.

Le escuchó atento, engrandeciendo su sonrisa al escuchar su último gusto. Reparó a ponerse a su frente, sentado con las piernas cruzadas, siendo tomadas por sus manos. Su rostro expresaba claramente la emoción y un brillo de interés* -Sabes historias de terror?- *Pero se le fue interrumpido por una nueva pregunta. El albino simplemente soltó a reír suave en cuanto lo notó ya recostado en el suelo. Volvió al aire y le miró desde su punto aun curioso por esa actitud tan despreocupada. Aun no contestaba a su pregunta y no pensaba en ella, el contemplar así de cerca un humano era, en su opinión asombroso, no quedaban muchos tan puros como el pelirrojo* -Cuantos años tiene Pez-kun? Se ve joven- *Pero aun así no dejaba de mirarlo. Bajo un poco para acercar su mano a su rostro, su expresión se había vuelto un poco seria, inexpresiva, más su mirada, su mirada reflejaba alusión. Al final terminó por tomar un mechón de su cabello para dejarlo deslizar por su mano hasta soltarlo, reposando por último sobre la cama* -Es tan bello…- *Pensó en voz alta*

*Su rostro reflejaba completa curiosidad y ansías por conocer aquellos cuentos de terror. Sabía que no podrían ser peor que encontrarse en el mismísimo infierno, pero el miedo que segregaban los seres por simples relatos, le parecían exquisitos, y ahora con un humano, incluso podría devorarlo vivo. Más calmo sus instintos en cuanto le propuso contarle el de “La Bailarina” Después* -Me encantaría escucharlo, ese y muchos más!- *Elevó sus manos al techo, como si arrojara confeti.

Era un humano joven, bastante joven, le faltaba vivir muchas cosas, pero si se quedaba pensando, sería mejor que solo sus ojos pudieran pasar momentos gratos, que no sufriera como muchos otros* -Si…Me gusta, es de…Una tonalidad extrañamente curiosa…- *Decía sin dejar de mirarlo con sus orbes carmín, tranquilo* -Eh?!...- *Fue sacado de sus pensamientos al momento de sentir el contacto con el cuerpo ajeno. Se sentía cálido, asquerosamente agradable. Hace cuantos años no sentía eso? Aún vivía su padre, si, hace casi 100 años*

-…- *No pudo pelea, ni correspondió a él, solo miraba un punto de entre su cabello que tenía cerca del rostro* -Tienes un rico aroma…- *Susurró algo torpe, concluyendo en posar su frente sobre su hombro, sintiéndose descansado* -Por qué Pez-kun me abrazó? Acaso Pez-kun se siente mal? Se esta despidiendo?- *Mencionaba con su típico aire infantil, más gracias a que estaba oculto, era imposible ver cuan inmutado estaba su rostro*

*Había momentos en las que llegaba a quedarse en silencio, platicando consigo mismo, una forma de hacerse de compañía, una compañía que por los años le hicieron perder poco a poco la cabeza, y justo en ese preciso momento, quería más que nada, creer que era realidad. Aquel calor brindado por el contrario, si, lo podía sentir, igual sabía su aroma, podía verlo, e incluso escucharlo, era claro, si cuatro de sus cinco sentidos sensoriales naturales le afirmaban la presencia del humano, entonces no estaba soñando o en una hermosa ilusión* -Cariño…- *Atinó a susurrar mientras se dejaba hacer sin oponerse. Esto era lo que había extrañado.

Le sonrió como gratitud a su beso, aceptándolo cordialmente. Más cuando se entretuvo con los pequeños duendes simplemente se tocó la mejilla* - No deberías ser tan lindo con ellos Pez-kun, podrían tirar de tu cabello por las noches, después de todo, adoran el cabello largo y hermoso, tal y como el tuyo- *Decía divertido siguiéndole con la mirada, haciendo total referencia al cuento de los duendes de dulce. Se levantó de la cama y se posó a su lado para ver lo que habían traído, verificando que estuviera como su orden mandó* -Mmm…Yo como lo que sea, pero…- *Lo mira con una amplia sonrisa* -Sería genial que prepararas algo que le guste a Pez-kun, así podré conocer lo que le gusta comer jeje- *Le tomó por la mejilla y se la jaló levemente antes de dar un paso atrás y comenzar a bailar solo, dando vueltas y más* [color=darkcyan*-Wuju! Pez-kun me hará de comer! Hoy es un día de suerte teehee-[/color] *Decía divertido e infantil sin dejar de moverse, pero claro, dándole su espacio al contrario. Lo que más le emocionaba era el hecho de que al final tendría su cuento de terror*

*"Recuerdas aquel árbol de peras? Si? Fue donde te amarré para no escucharte llorar" Ese día su padre les había preparado una rica cena, la mejor que en meses habían llevado a la boca, pero como Weiss cuando menor era tan débil, la mayor parte se la pasaba asustado, llorando por cualquier insulto que su hermano mayor le hacía, así que su padre le había amenazado con dejarlo sin comer si no dejaba de llorar, debía aprender a resistir y sobre todo, no dejarse caer por la emociones.
Aquel recuerdo llegó a su cabeza en cuanto vio la comida en la mesa, aquel lindo detalle que el pelirrojo le ofrecía, sin contar su compañía, que eso era mucho en verdad* -Gracias por la comida...- *Dijo con una ligera sonrisa en su rostro y de forma más calmada a la activa de antes.
Comenzó con un gran bocado el cual tardó en tragar, le gustaba disfrutar y tener ese sabor guardado en su memoria* -...Maravilloso...- *Susurró inconsciente mientras continuaba comiendo. Para él, todo terminaría siendo de lo mejor, sea bueno o malo, eso estaba dado gracias a su educación y por su linaje, pero la comida, ni hablar podía de tan solo tener la boca llena*

-Waaaa~ Estoy lleno~ En verdad tienes manos mágicas ¿Seguro que solo eres un simple humano?- *Mencionó divertido dejándose caer boca arriba a la cama mientras acariciaba su panza, la cual, a pesar de sentir inflada, no se mostraba para nada así.
Al sentirlo cerca se sentó en ese mismo lugar y le hizo un espacio para mirarle con aquel inocente brillo en sus ojos, señal de un claro entusiasmo por la historia* -¿Sabes muchas historias?...Es peligroso que me digas eso, puede que te tenga encerrado como el sultán Shahriyar tenía a Sherezade- *Hizo referencia al cuento de muchos cuentos que su padre solía leerles por las noches de descanso* -Aunque, si también quieres escuchar algunos "cuentos" puede que me saque uno que otro de la manga- *Le dice sonriente dejándola espacio a que prosiga con la dinámica*

*El albino simplemente asintió por su propuesta. Tener a alguien que cocinara para él, tener esa cálida compañía, eso es algo que más que nada deseaba con mucho entusiasmo.

Se sentó en el aire, levitando, más no más de 5cm de separación de la mismisima cama, así, le entregó por completo su atención.
Al final de todo había terminado temblando por la historia, incluso se había aferrado ligeramente del brazo del menor, como un niño temeroso* -Sabes...Si...Aun está ese lugar...Podríamos ir...Ir a ver...¿No crees?- *Mencionaba tartamudeando y escondiendo por último su rostro en su costado.

Por naturaleza, esa historia no le parecía tenebrosa realmente, pero por consentir al pelirrojo había aparentado, quería hacerlo sentir bien. REspiró profundo, como si se estuviera relajando, así, se separó y le miró con una temblorosa sonrisa, claramente bien fingida* -Nee...Pez-kun...¿Tú qué le contestarías al payaso?...-