Vagando...

Una tarde nublada, amenazando con llover, caminaba por las calles del barrio bajo una joven de 1.70, cabello largo muy despeinado de color blanco se notaba a simple vista que lo llevaba sin cuidado al igual que su flequillo el cual tapaba casi todo su rostro, dejando al descubierto nada mas sus labios, vestía con algo parecido a un camisón largo, rasgado en mangas, parte baja del mismo y al costado zurdo de su torso, dejaba sus hombros desnudos, este era viejo y sucio, sin calzado alguno, sus pies estarían en igual de condiciones que su ropa.

Sube al techo de una de las estructuras cercanas, solo para sentarse al borde y observar al parecer como una costumbre, viendo como vivían y lo que hacían aquellas personas. Podía pasar horas haciendo lo mismo, la mayoría del tiempo, claro sin bajar la guardia por si se daban cuenta de su presencia y poder huir rápidamente.

Soñaba despierta, como sería ella si su madre no hubiera fallecido, o quizás si supiera si de verdad su padre no estuviera muerto.

-Que puedo hacer... Los dos están muertos y no hay arreglo..-Murmuro suave y tranquilamente-

Siguió en aquella actividad hasta altas horas de la noche.

Aiden corría calle abajo abrazando un pequeño frasco de cristal mientras miraba hacia atrás nervioso, había terminado la pócima, "Quizás... Quizás por fin ha llegado el fin de mi demencia..." Pensaba feliz pero a la vez aterrado, solo le faltaba verter el brebaje en una copa de Obsidiana y beberla a la luz de la luna llena, justo esa noche...

Pero quien pensaría que tanta gente estaba tras esa pócima, si, conseguir los ingredientes es algo difícil, pero para la parte consciente de Aiden el robo era algo imperdonable, así que por eso corría escapando de unos tipos peligrosos, aunque no duraría mucho, midiendo 1,40 metros era incapaz de dejarlos atrás.

Fue en una de sus miradas al cielo para ver la posición del sol en la que Aiden reconoció la figura de una persona sentada en lo alto de uno de los tejados. No le dio mucha importancia ya que iba con prisas, así que siguió corriendo esquivando a las personas ya casi exhausto. Al cruzar la esquina para intentar despistar a los perseguidores a Aiden se le cayó el gorro que flotó gentilmente hasta el suelo, dejando al descubierto unas orejas de gato, aún a falta de su gorro, el rostro del mago seguía siendo negro como la noche.

Muchos podrían pensar por qué no usaba su magia y la sencilla razón era su localización, si usaba magia en aquel lugar, mucha gente moriría, el no podría usar magia sin que su demencia saliera a relucir y perdiera el control, además, la botella podría romperse, así que su única posibilidad era seguir corriendo... Y así lo hizo, esperando a dar esquinazo a los ladrones, no paró de correr...

Escucharía aquella algarabía, bajando el rostro para ver pasar una pequeña figura que al parecer huía de alguien, sus sospechas fueron ciertas al ver a los perseguidores, con la idea de que por el tamaño pudiera ser un niño, dio un salto para bajarse; no afectándole mucho en la caída y pudiendo quedar de pie frente a ellos. Atravesó uno de sus pies para hacer tropezar a uno de los sujetos, logrando así que los otros detuvieran el paso y le prestaran atención a su persona, se le escaparía a la joven una sonrisa socarrona mientras giraba a ver a los que quedaban.

-Sería malo hacer enojar a un licántropo estando la luna llena tan cerca..-Mencionaría, logrando mayor atención, notando que no le creerían solo tomaría al hombre que se cayo del cuello de la camisa para arrojarlos hacía sus compañeros.

-Lárguense..-Diría antes de soltar un gruñido para nada humano, a la vez que las uñas de sus manos se alargaban y afilaban mostrando un poco de una especie de aura maligna, afirmando sus acciones y palabras, conseguiría hacerlos huir con aquello.

Suelta un suspiro encogiendo sus hombros un poco, sin importarle que algunos transeúntes la observaban con miedo, caminaría hacía la dirección que siguió la "victima", encontrando su sombrero, lo agarraría olfateándolo un poco para tener su rastro y luego seguir tranquilamente.

Tomaría un atajo, sabía que lo encontraría más rápido si se adelanta, teniendo una pequeña idea de a donde se dirigía. Después de dar varias vueltas se sentaría a esperarle en una de las posibles esquinas en la que tendría que cruzar, o por lo menos, pasar bastante cerca. Llevaría aun el gorro en su diestra apoyando su espalda en una pared se relajaría un poco, si la luna afecta en su transformación, pero sus emociones también, si se enojara lo suficiente... Sacudió su cabeza, alejando la idea, miró al cielo para relajarse.

No fue mucho después cuando el chico se dio cuenta de que ya no le perseguían, así que lentamente se acercó a la pared más cercana, se apoyó en ella y se dejó caer mientras jadeaba sonoramente, por una vez en su vida tras el incidente de su aldea, el mago quitó la máscara oscura que cubría su rostro, dejando al descubierto sus ojos azules claro y su pelo plateado que danzaba al ritmo del viento. Además, una cicatriz en su mejilla izquierda resaltaba sobre su tez pálida.

- Debería... Entrenar... Ah.. Ah... Mi forma física... Ugh... - Susurró para sí mismo el muchacho.

El sudor acariciaba sutilmente el rostro de Aiden antes de caer para chocar con el oscuro suelo de piedra. Las pruebas físicas eran obviamente el punto débil del mago, incluso a él le sorprendía haber podido estar corriendo durante tanto tiempo sin desvanecerse. Así pues, en son de descansar un poco, permaneció sentado en aquella pared elevando sus ojos para lograr ver las nubes y sintiendo una extraña nostalgia recordando parte de su pasado.

Una vez el pequeño Aiden hubiera recuperado el aliento fue cuando se percató del aura que sentía a su lado y con un movimiento lento, ladeó la cabeza para descubrir un rostro relativamente familiar, era la misma persona que había estado sentada en el tejado de aquella casa, pelo blanco rebelde, ropas desgarradas y sucias, y... En su mano derecha llevaba su gorro.

- "Espera... Ese es mi gorro... ¿De dónde lo ha sacado? ¿Me lo ha quitado mientras descansaba sin darme cuenta? No... Imposible... ¿Se me habrá caído?" - Pensaba el muchacho mientras se llevaba la mano a la cabeza para darse cuenta por primera vez de que su gorro estaba ausente. Estuvo apunto de intentar quitarle el gorro con un movimiento veloz, pero se contuvo, había algo extraño en aquella chica y Aiden lo notó, así que lentamente se puso en pie y habló.

- Perdona... Veo que has encontrado mi gorro perdido... ¿Podrías... Podrías devolvérmelo por favor? - Preguntó el mago de la forma más educada que pudo.

Tras mucha espera se había quedado dormitando, reposaba sus brazos sobre sus rodillas las cuales estarían algo flexionadas. Sabía que el dueño del gorro se acercaba por el aroma, se extraño al no verle pasar.

Se sobresaltaría cuando escucho aquella voz, subió un poco la mirada encontrándose con la ajena, se levanta para luego estirar su diestra donde estaría el sombrero, entregándoselo.

-Ten cuidado... Estos barrios son peligrosos, pequeño...-Diría con cierta dulzura en su voz y una amable sonrisa a la vez que le daba unas palmadas en la cabeza, sin incomodarle ni extrañarle las orejas gatunas de este.

Se incorpora ya que tuvo que inclinarse un poco ante su gesto anterior, para luego mirar a los lados, estudiando por donde se iría y que haría, rascaría suavemente su nuca ante la duda, aunque también se preguntaba que hacía un "niño" por esos lugares, más no daría a conocer sus preguntas.

Palmadas en la cabeza, sonrisa y voz dulces... Ella realmente pensaba que Aiden era un niño, lo cual hizo que este se acordara de su exageradamente baja estatura, incluso la chica se había tenido que agachar un poco. El mago se ruborizó, le avergonzaba parecer un niño pequeño pero decidió no comentarlo.

- Gracias, aprecio el consejo señorita... - Empezó a hablar haciendo una pausa donde iría el nombre de la muchacha que tenía en frente esperando una respuesta. - Es la primera vez que vengo por esta zona y estaba buscando algún mapa o cualquier cosa que me sirva de guía para llegar al bosque pues me he perdido... - Complementó Aiden ocultando su verdadera intención de llegar a cierta tienda de artículos mágicos, después de su experiencia con aquellos hombres no quería revelar el por que se encontraba allí. Esperaba una respuesta simple si es que recibía alguna por parte de la joven.

- Ah, mis modales, mi nombre es Aiden. - El mago se puso algo nervioso pues el aura que desprendía la muchacha era aterradora, pero ella se veía tan... Amable... Era muy extraño, procurando que no se notara comenzó a oler intentando descubrir a que raza pertenecía, pero fue en vano, nunca se había encontrado algo igual y eso despertaba su curiosidad. Quizás estaba cometiendo un error, pero aún así Aiden preguntó.

- Oye, realmente ¿qué eres? - Preguntó mientras guardaba el bote de cristal en un bolsillo cerrándolo a continuación con una cremallera.

Cuando el comenzó hablar giró su rostro hacía el, atenta a las palabras del joven, manteniendo una postura recta, parecería desafiante y de carácter fuerte.

-Yo conozco este lugar como la palma de mi mano...-Comentó-Para llegar al bosque solo tendrías que seguir en aquella dirección...-Añadió señalando un camino, que sería aparentemente tranquilo-Oh, sí, mi nombre, Juliette... Juliette Liberatore...-Se presenta, con una amable sonrisa-

Ante la pregunta del joven, reiría leve mientras rascaba su mejilla diestra con el indice de la mano derecha.

-Uhmm.. Bueno, soy una licántropo...-Responde sinceramente, aunque extrañamente su aura no sería de uno normal o por lo menos, puro.

-Eres un pequeño muy valiente para además de estar por estos lugares solo, querer adentrarte al bosque...Bueno no indago mas, ya que ha de ser tu problema...-Comenta encogiendo sus hombros con desinterés.

La palabra pequeño volvió a resonar en su cabeza encendiendo una pequeña llama que se acumulaba. A pesar de todo, la chica se veía como alguien con mucha disciplina aunque su aspecto no diera esa impresión. Además, ¿Qué hacía un licántropo en una zona tan poblada a víspera de luna llena? Aiden no paraba de darle vueltas a todo aquello en su cabeza, quizás podía controlar su transformación hasta el punto de no temer el perder el control...

- Oye, por casualidad ¿no sabrás de alguna tienda mágica que vendan copas de obsidiana cierto? - La pregunta del mago le sorprendió a si mismo y se preguntaba el por qué lo habría hecho, quizás la desesperación del poco tiempo que le quedaba para conseguir una fuera una de las causas, pero sin duda esperaba que no acarreara consecuencias negativas.

- "Aunque preguntar sobre copas de obsidiana es algo un poco ridículo y quizás se lo tome como una broma del niño que cree que soy." - Pensaba para sí mismo.

Entonces un dolor punzante atravesó la cabeza del joven mago lo que causó que se llevara la mano a la cara para intentar tapar la mueca de dolor.

Ante la incógnita del joven, quedaría pensativa, estaría recreando en su mente un mapa de todo el lugar, habiéndolo recorrido por completo, sobresaltándose un poco al recordar dos lugares específicos donde recordaban que pasaban cosas fueras de su conocimientos además eran extraños y algo extravagantes.

-No se lo que sean dichas copas, pero se de lugares donde van personas que están vestidas de un modo parecido al tuyo...-Diría cruzándose de brazos, aun cuando su atención se centraba en el joven no bajaba la guardia ante los que pasaban.

Llamó su atención el gesto que había hecho con su mano, aunque no le daría mayor importancia.

-No tengo problemas en guiarte...¿Tus padres están en alguna de esas tiendas o algo así?..-Pregunta con curiosidad, se inclinaría un poco, cruzando sus brazos hacía atrás y acercando su rostro al ajeno con una sonrisa amable, claramente desconocía que era respetar el espacio vital de alguien.-¿Qué dices?..-Preguntó, ladeando un poco su rostro aun con su ya característica sonrisa.

Aiden se alegró un poco al escuchar que la Juliette conocía un lugar que podría ser el que buscaba, pero éste sentimiento fue eclipsado rápidamente al escuchar la siguiente pregunta de la mujer. Sus ojos se oscurecieron bajo la sombra de su cabello y cualquier esbozo de sonrisa que existiera en su rostro desapareció, obviamente era imposible que la chica lo haya dicho a propósito pues no sabía del pasado del mago, por lo que no se llegó a molestar con ella, aún así fue una dolorosa punzada al corazón que no pudo evitar.

- Mis padres... Están muertos... - Dijo el chico de forma casi inaudible, pero al tratarse de un licántropo, suponía que ella lo habría escuchado.

Aiden volvió a invocar la máscara oscura que cubriría su rostro para evitar que los demás vieran las lágrimas que escapaban de sus ojos, pues el negro material mágico ocultaba cualquier tipo de emoción al exterior, dejando solo a la vista unos ojos ambarinos brillantes.

- Si puedes guiarme te lo agradecería. - Dijo aún hablando por lo bajo. Debía mantener sus emociones al margen si quería llegar a ver la luna llena con su personalidad cuerda, así que se limitó a esperar por la respuesta de Juliette.

Vigilaba las acciones del joven y escuchando perfectamente el comentario sobre sus padres, se sentiría incomoda por el hecho de hacerle entristecer, según su experiencia observando a las demás personas en aquellos momentos lo ideal era dar unas palmadas, palabras de aliento; las cuales no sabia dar, o simplemente un abrazo. Se pensó mucho antes de actuar, optando por darle un abrazo, con lo cual se agacho apoyando sus rodillas en el suelo, para realizar aquella acción.

-Tranquilo...-Le susurró con un tono apacible, apartándose después de un corto tiempo, no mencionaría nada sobre la mascara entiende lo que es tratar de "ocultar" emociones, ella misma lo ha tenido que hacer durante muchos años.

-Si puedo guiarte sin problemas....-Respondió con una sonrisa amable, tomando la mano de el, para comenzar a caminar entre las calles, para luego meterse entre callejones, las personas que se veían en estos tenían un aire bastante peligroso, ella solo los ignoraría llegando a doblar en una esquina y al final de esta se vería una tienda muy peculiar.

El muchacho aceptó la mano de Juliette y la siguió sin decir nada ni prestar atención a lo que le rodeaba, hasta que llegaron frente a un extraño establecimiento que el mago reconoció al instante, nunca había estado allí, pero sabía el nombre y había visto fotos en los cientos de libros que había leído. Siguió a su guía hasta el interior, donde soltó gentilmente la mano de la joven y se dirigió directamente al mostrador, en el cual esperaba una anciana con una apariencia de bruja muy típica en los cuentos de niños.

Aiden preguntó sobre la copa de obsidiana la cual no tardó en obtener, pagó lo que debía y puso rumbo de vuelta a donde su acompañante se encontraba mientras observaba el extraño recipiente, se veía frágil, justo como la había imaginado, un pequeño golpe sería suficiente para romperla, así que decidió meterla en una prisión mágica dentro de otro frasco de cristal, allí estaría más segura.

- Gracias por traerme, podría decirte que hasta te debo la vida, quizás de otro modo no hubiera encontrado la tienda a tiempo. - Dijo honestamente Aiden, de nuevo, pensando que para Juliette sonaría como una exageración de niño pequeño. - Ahora debo esperar hasta media noche, en un lugar abierto y espacioso. ¿Conoces alguno? - Preguntó el mago.

La verdad es que le sorprendía toda la ayuda que aquella chica le había ofrecido sin preocuparse por lo que él pudiera estar tramando, y su empatía a pesar de no conocerse por más de unas horas sorprendían gratamente a Aiden. Sin duda era una interesante persona.

- Y... ¿Tu tienes pasado? ¿O algo que hacer por éstos lares? -

Al estar dentro esperaría cerca de la entrada de brazos cruzados y divagando nuevamente como acostumbraba, cuando escuchó al mago pagar y regresar, relajaría su postura, vio el recipiente y como lo guardaba con aquel cuidado, se extrañó aunque no preguntó, abriría la puerta dejando salir primero al mago para ir detrás de el.

-No agradezcas fue un gusto ayudarte...-Respondió, tranquila y cruzando sus brazos detrás de si.-Abierto y espacioso...-Repite en un susurro pensando en algún lugar con esas características.-Por donde vivo. Es un lugar abierto y espacioso, solo tiene unas casas, pero están abandonadas desde hace tiempo. ¿Te sirve?.-Pregunta caminando a su lado.

-Algo que hacer, dices. No, realmente solo espío personas para pasar el rato.-Ríe un poco.-Soy huérfana desde que nací, la anciana que asistió en el parto de mi madre, cuido de mi hasta que cumplí 6, ella murió...-Hablaría, su voz no tembló de tristeza ni un momento, como si le diera igual.-Me enseño a leer, escribir, hablar y caminar.-Hizo una pausa, dando una sonrisa amarga.-Nadie me acogió en aquella época luego de su muerte vague por las calles...Termine en la zona roja... Ahí ya la historia es mejor que no la sepa un pequeño...-Sonríe aun con amargura-

Aiden escuchó atentamente las indicaciones de Juliette, y la idea de un lugar abandonado le atraía bastante, pues no habría ningún peligro potencial en el caso de que algo saliera mal, su personalidad demente no llegaría rápido a ningún lugar poblado.

- Sí, me sirve, gracias de nuevo por tu disposición. - Comentó el mago.

La palabra pequeño, una vez más, se clavó como una espina en los oídos del muchacho, pero no le llegó a afectar demasiado, la historia de la vida de la joven le recordaba a la suya y una parte de él sentía nostalgia, como si recordara algo de alguna vida pasada... Una vida que jamás será recordada del todo.

- Oye, realmente tengo diecinueve años. - Dijo por fin. - Solo soy de muy baja estatura por una enfermedad que sufrí muchos años atrás. - Terminó.

Suponía que diciéndolo de una vez sería mejor que estarlo guardando por más tiempo y que eso llegara a ocasionar algún problema.

- Y ¿nunca has intentado encontrar a otros miembros de tu familia? - Preguntó Aiden sin percatarse de la amarga expresión en la cara de Juliette.

Le guiaba de nuevo por las calles, subía la mirada al cielo para calcular la hora suspirando de alivio, viendo que era aun temprano, escuchó el agradecimiento del joven haciendo que volteara hacía el con una sonrisa amable. Aunque luego reiría un poco por lo de su edad y su propia equivocación de creerle un niño.

-Ya...Perdóname por mi equivocación, no volverá a ocurrir.-Se disculpó sinceramente con una amable sonrisa.

Se quedó por un momento pensativa ante el comentario de encontrar miembros de su familia, suspiraría pesadamente.

-Mi madre fue hija única, y mi padre...No lo se, realmente, no se nada de el, por lo tanto asumo que también murió.-Respondió, sin saber que la mitad de su extraña aura provenía de la raza de el, la cual era desconocida por ella.

Un aire frío revolvió los ropajes del muchacho mientras caminaba guiado por la chica, la cual se movía por los rincones de la zona con una agilidad digna de admirar, suponía que los híbridos tenían una gran resistencia física, ya que según lo que había escuchado, la vida de la joven no era muy ajetreada.

Aiden se llevó la mano al mentón ante las palabras de Juliette, el no tener ninguna esperanza de que su padre esté vivo le parecía bastante duro, aunque bueno, si no se sabe lo que es un padre, no puedes echarlo en falta.

- Ya veo, entonces supongo que estamos igual. - Dijo el mago para romper el silencio que se había formado mientras pensaba en sus cosas. - ¿Y cómo sobrevives? - Preguntó llevado por la curiosidad, si lo único que hacía era espiar a la gente, el chico solo podía pensar en la caza y quizás pesca, de verdad le interesaba conocer sobre la forma de vida del licántropo.

Ya se comenzaba a ver la lejanía del barrio, dando a conocer los terrenos del abandonado barrio, aquella brisa fría al pasar por ella parecía no sentirla a pesar de la poca ropa que lleva siendo el único en reaccionar sería su largo cabello blanco aunque su flequillo mantenía su lugar ocultando casi por completo su rostro, volteo por un momento hacía el joven al escuchar sus palabras.

-Como se puede, la mayoría del tiempo se puede decir que cazo a pequeños animales, busco lo que sea que sea comestible, sabes, no puedes ponerte exquisito en mi situación..-Comenta, riendo un poco ante su comentario.

-¿Qué me dices de ti?-Pregunto llevando su vista al cielo por un momento, este aun estaría nublado, amenazando con llover pero sabría que aun es temprano, seguiría el camino, ya adentrándose a lo que sería el barrio abandonado.

-Cambia escena-

Aiden escuchó la pregunta de Juliette y sonrió amargamente para si mismo.

- Yo no como, ni bebo, simplemente sigo vivo. De todas maneras no sé que es lo que hago cuando mi vista se torna oscura y caigo en el pozo de la locura. O no lo sé, o no quiero saberlo. - Dijo aún con aquella sonrisa.

Ya empezaban a adentrarse en las ruinas abandonadas donde suponía que la chica vivía. Un olor a humedad era transportado por la sutil brisa que soplaba aquella tarde, el mago suspiró, cerrando los ojos para no pensar en nada, el sol estaba a punto de caer y por fin se libraría de su demencia para siempre, podría decirse, que Aiden en ese momento era feliz, un sentimiento que había olvidad ya muchos años atrás se reencarnaba en el pecho del muchacho, y eso le agradaba.

- No podía ser un anochecer más hermoso. Pero dime, ¿qué ocurre con tu transformación? ¿La puedes controlar o algo así? Porque no he notado ni una pizca de preocupación a pesar de que hoy es luna llena y estabas en plena zona habitada. - Preguntó sin discreción. Por alguna razón se sentía cómodo hablando con Juliette, algo bastante raro, aunque no sentía nada más que curiosidad, la forma de ser de aquella mujer, tan indiferente a todo, hacía que pudiera hablar sin reprimirse, pues no temía ninguna represalia o discriminación, quizás se sentía identificado con ella. Al fin y al cabo, los licántropos pierden el control cuando se transforman al igual que Aiden lo pierde cuando su demencia aflora. Además, su pasado no dejaba de reflejárle el suyo propio, por eso quizás el chico comenzó a sentir empatía por Juliette...

(Off: Perdón si tardo en contestar, la universidad me tiene algo ocupado.   )

Off: Continua por aquí, por favor.

Spoiler: