¿Perdida? (LIBRE)

Apenas caía la noche cuando seguía recolectando algunas piedras para un nuevo conjuro que ideaba hacer ya hace algunas semanas atrás, el porque no podía recolectarlas simplemente de un jardín era muy simple, este rió era totalmente "sano" por así decirlo, así que mis hermosas piedritas no tendrían algún desecho desagradable o algo por el estilo <<Supongo que con estas sera suficiente>> recalque en mi mente. Me dí paso de regreso, toda la naturaleza que rodeaba el rió era más que hermosa, siendo maga eso era lo que más me encataba.
Ya hace mucho no me daba una vuelta por la zona urbana pues normalmente tenia que estar en la ciudad cuidando que todo estuviera en orden.
Poco a poco sentí como mis mejillas comenzaban a helarse. La noche estaba cayendo. Con solo la poca luz de luna que me acompañaba comencé a caminar por la orilla del rió, justo por donde había llegado a ese lugar. Caminé por lo menos media hora y aún no llegaba al punto en el que había comenzado a recolectar, se tendría que ver fácilmente pues había puesto una bandera roja para no perderme pero ¿y la bandera? seguí caminando hasta el punto en que mis piernas se cansaron, con la poca luz que había no podía seguir con este rumbo.
Aún cerca de la orilla tomé un par de ramas secas y las puse amontonadas. Tenia que esperar hasta mañana para seguir mi rumbo, o por lo menos a que alguien que conociera el lugar se apareciera. Me posé en frente de las ramas y hojas secas y con un movimiento de manos inicie un cálido fuego.

- ¡Argh! - Se quejaba Aiden mientras caminaba hacia la orilla del río.

Su sangre brotaba de su cuerpo dejando un rastro fácilmente visible, era evidente que algo le había ocurrido al pequeño monstruo.

No muchas horas atrás, Aiden se encontraba buscando algunos ingredientes para el conjuro que le curara su demencia de una vez por todas. ¿Por qué era tan difícil encontrar aquellos ingredientes? ¿A caso el conjuro era tan complicado? Se preguntaba el mago.

Mientras buscaba un extraño fruto fue atacado por un ser mágico, el muchacho habría acabado con él de un golpe, si no le hubieran atacado a traición ni hubieran herido su brazo izquierdo, del cual sale su magia, al final tuvo que correr hasta que perdió de vista a la criatura, no muy lejos de aquel río en el que ahora se encontraba.

- Demonios... Vaya suerte la mía... - Dijo arrastrándose con sus últimas fuerzas intentando llegar al agua antes de desangrarse por completo. - Bueno... Al menos... Así no volveré a perder la cabeza... Nunca más... Je... - Dejó de arrastrarse mientras jadeaba, estaba a punto de desmayarse cuando vio una luz a su izquierda, un fuego recién encendido y una figura que no distinguió frente a este. Aiden no gritó para pedir ayuda, simplemente observó mientras su vista se volvía cada vez más borrosa y oscura.

- Yo... Yo espero que no se de cuenta de mi... Morir aquí sería una bendición para el mundo... - Pensó justo antes de que todo se volviera negro para él.