Rondando en el abismo

Llevaba años sin poner un pie en el infierno, tal vez porque había encontrado más diversión de la que podría imaginarse en el reino medio, porque disfrutaba de hostigar a criaturas frágiles y corromper sus almas para así satisfacer sus deseos. Sin embargo, los últimos días sentía la necesidad de recorrer esas tierras que había dejado en el olvido."Este lugar no ha cambiado en nada" pensó, para luego seguir caminando durante varias horas hasta llegar a los jardines infernales, uno de los pocos lugares serenos en el inframundo.


-Supongo que... aquí estará bien- Dicho esto, tomo impulso para luego dar un salto hasta quedar de pie sobre la rama de uno de los arboles del jardín. Había llegado hasta ese lugar solo para dar un pequeño vistazo a las flores de fuego que se extendían por todo el lugar dando así, la imagen de un mar en llamas. Era un espectáculo el cual solo los seres demoníacos estaban acostumbrados a presenciar. Se recostó sobre el tronco mientras fijaba su vista en aquel paisaje, pensando en que invertiría su tiempo durante su corta estadía.

Sintió la presencia de alguien más en el jardín, aunque no le tomó mucha importancia puesto que de seguro se trataba de otro demonio y al menos de que quisiera acabar con su existencia, no perturbaría su descanso. Lo vio por el rabillo del ojo mientras se aproximaba a sentarse cerca de las flores de fuego, -"Interesante... "-. Sus sospechas eran erróneas, no se trataba de un demonio si no de un humano,-"Al parecer... llego la diversión"-. Una sonrisa se dibujó en su rostro.

Bajó del árbol ocultando por completo su presencia hasta quedar a escasos centímetros de la espalda del chico. -Me pregunto... ¿Como una criatura como tú pudo entrar a este temible lugar?- dijo, mientras tomaba un mechón de hebras rojizas entre sus dedos y sus labios se posaban sobre estas, - Si un demonio te encuentra... Podría intentar devorarte-.

Al parecer, el joven no se inmuto por la presencia de un demonio, cosa que le hizo gracia a él. -Los demonios nos dejamos llevar por la gula- comentó, para luego dejar caer el largo mechón y posicionarse al lado del chico, -No necesitamos que nuestra comida sea... "especial" para poder digerirla-, le sorprendía como el humano clavaba su mirada en él sin mostrar señales de temor, cualquier otro ya estaría asustado o empezaría a murmurar ridículas oraciones para tratar de salvar su vida, de alguna manera creían que los mismos dioses que los habían abandonado... los acabarían salvado.- Y por cierto... que no los veas no significa que no los haya-.

Observo como tomaba una de las flores para luego cortarla... El chico era una criatura hermosa, ya fuera por sus rojizos cabellos, su piel nívea o sus ojos de extravagante color... Llamaría la atención de cualquiera, -Al poner un pie fuera del infierno morirá... puesto que las llamas de este lugar son su alimento- dijo, mientras se sentaba a un lado del extraño y lo miraba con aparente curiosidad, luego se aproximo a su oído -Yo ya tome un bocadillo antes de venir aquí así que... por mi no te preocupes- susurro lentamente mientras sonreía con malicia... Ese comentario no era del todo falso. Se alejo y apoyo sus brazos por detrás de su espalda para luego fijar la vista en el chico,-Entonces... ¿Que hace un mortal en la tierra del sufrimiento eterno?-Dijo, su primer comentario era cierto ningún mortal que apreciara su vida se encontraría dando un paseo en el inframundo, así que, o el chico buscaba algo o realmente no le importaba morir.

-Por supuesto que los demonios tenemos diferentes gustos por la comida- Dijo, mientras relamía sus labios -Sin embargo.. somos capaces de devorar a cualquier criatura sin necesidad de ser tan selectivos- Se acerco al chico para luego aspirar de manera profunda... el aroma que emanaba de sus cabellos -Delicioso...- Susurro. Al parecer el humano no tenia intenciones de huir ni suplicar, lo que le dio mucha satisfacción, puesto que odiaba a las criaturas temerosas y sumisas. -Es cierto, algunos prefieren gastar su tiempo destruyendo cosas y otros divirtiéndose con algunas de sus mascotas...- Luego se inclino para poder ver la cara del chico y tomar su mentón -¿Te gustaría ser la mía?- Sonrió y lo soltó, para volver a su posición anterior.

Observo como tomaba en sus manos, una flor marchita mientras murmuraba algo a lo que el demonio no le tomo mucha importancia... Contemplar ese lugar era el motivo por el cual se encontraba ahí -Es un paisaje hermoso...- Comento por lo bajo ya que sus opiniones no era algo de lo que solía hablar.

Escucho como el humano le decía que se marcharía pronto para despues, mencionar su nombre, -¿Marcharte?- Lo tomo de la mano y lo atrajo hacia el... -Apenas nos estamos conociendo... Ritsu... Así que ¿Por que no te quedas?- Luego se aproximo a escasos centímetros de su rostro, -Kurame Kain- Dijo, para luego besar su mejilla -Es un placer conocerte-.

Por un instante se imagino al chico corriendo a través del jardín, buscando desesperadamente una salida para así poder alejarse del demonio, pensó que su tarde acabaría siendo una persecución entre un gato y un ratón pero... Se había equivocado, Ritsu se encontraba ahí.

No esperaba que su propuesta fuera tomada enserio, sin embargo, luego de analizar las expresiones faciales del chico pudo descifrar sus pensamientos y darse cuenta de que quizás... Ritsu ya se lo había planteado, - La vida de una mascota puede ser placentera y rara vez aburrida -, confirmó, - Incluso... algunos se vuelven adictos a ella -. En algunos casos, las personas preferían estar amarrados a alguna criatura que les proporcionara la seguridad que tanto anhelaban.

Se sintió complacido al escuchar la petición del chico y más aun, cuando le vio sonreír con complicidad, - Estaría encantado de poder mostrarte los alrededores si eso me permite pasar más tiempo contigo -, se levanto para luego tenderle la mano al joven. Por lo visto, su visita al infierno le propiciaría una tarde bastante agradable, - Y sobre lo de la mascota.... -, dijo mientras le sonreía al chico, - Quizás cambies de opinión luego de nuestro pequeño paseo -, comenzó a caminar hacia las arboledas sin apartar la vista del joven.

- Hmm... no tengo ganas de decírtelo -, dijo sin apartar la vista del frente, - Ya que así sería más interesante nuestro paseo - lo miró de reojo para luego sonreír, - ¿No lo crees? -.

Ambos se encontraban rondando entre arboles con un follaje rojizo y arbustos del mismo color, ese lugar era conocido como el laberinto escarlata. Muchos solían ingresar al bosque y perderse debido a el impresionante parecido que posee todo el paisaje entre si, ademas de lo extenso y oscuro que podía llegar a ser, -Trata de no perderme de vista...-, lo tomó de la mano, - Y ten cuidado con las raíces que sobresalen del suelo -, dijo para luego soltarlo y seguir adelante.

- Y dime, ¿Como es que te has mantenido con vida hasta ahora? -,preguntó mientras seguía andando, - Me impresiona que uno de esos parásitos no te haya convertido en uno de ellos - mencionó haciendo referencia a los vampiros, - Los humanos son como uno de sus manjares preferidos... puesto que es muy raro verlos... -, se detuvo para luego voltear - ..sin un amo-, hizo una mueca burlona.

Despues de un rato ya se encontraban cerca de su destino, - Es por aquí -.

Ahogó unas cuantas risas ante los comentarios de su acompañante. Era como un pequeño niño tratando de lucirse ante sus amigos contando las anécdotas de sus travesuras. Sin embargo, tenia que admitir que el humano debía ser bastante listo, ya que eso explicaba por que aun conservaba su mortalidad. Apartó unas cuantas ramas del camino para luego abrirse paso entre el follaje y despejar la vista,- Llegamos -, sonrió mientras buscaba la mirada del menor.

Ambos se encontraban frente a un pequeño lago color escarlata, con algunas flores de la misma tonalidad al rededor de este. Se acerco a la orilla para luego tomar una de las rocas en el borde de este y poder así mostrársela al joven, - Estas piedras son lo que le otorgan ese color rojizo -, recalco. Luego, la arrojo una vez mas al agua y permaneció quieto observando las ondas que se formaban en la superficie, - Este lugar es conocido como el lago de los deseos -, hizo una pausa, - Se dice que en el fondo de el existe una roca de un color distinto al resto, la cual tiene el poder de conceder cualquier deseo -, miro al chico y sonrío, - Más de un ingenuo se ha ahogado en el.... por lo que también es conocido como el lago de la miseria -, quería asustarlo un poco, así que se atrevió a tomar una vez más su mano mientras se aproximaba y lo miraba fijamente a los ojos, - ¿Quieres entrar? -, su tono de voz hacia parecer de aquella pregunta... una afirmación sin consentimiento.

Era algo decepcionante ver que el humano no se había asustado o siquiera aterrado un poco, al contrario, estaba entusiasmado por entrar al lago, - Hmm -, suspiró con pesadez. Sintió como lo llevaba hasta la orilla pero antes de avanzar más, el joven por fin había mostrado señales de duda, algo que le provoco satisfacción, - Es probable que te ahogues al sumergirte en el fondo...-, el cinismo era notable, - Puesto que el agua es tan oscura que te sera imposible visualizar algo dentro de ella -, comenzó a avanzar arrastrándolo con el. Si bien aquello había comenzado como una broma, el demonio estaba dispuesto a explorar los limites de Ritsu.

El agua se encontraba un poco más por encima del humano que del demonio, puesto que el primero era el más bajo. Con el agarre de su mano, trataba de no dejarlo tropezar contra las rocas y ramas del fondo, pero de pronto ,una idea siniestra surco por su mente, - Antes de seguir ¿Te parecería hacer una apuesta? -, soltó su mano, - Es decir... ¿Que tan seguro estas de encontrar esa piedra? -, bufó, - Aun si lo lograras... No es del todo seguro que lograras salir a la superficie -, había lanzado el anzuelo, - Si ese es el caso, necesitarías mi ayuda... ¿No es así?. Mi propuesta es la siguiente... Si logras salir sin necesitar de mi y aun si no logras encontrar la roca, cumpliré cualquier petición de tu parte -, comentó, - En el caso contrario de que la necesitases... tendrías que cumplir una de mis peticiones -, ahora solo le quedaba dar el toque final, - Claro que... todo esto es hipotético, ya que si prefieres regresar a la seguridad de la orilla no me interpondré -, comentó en un tono de burla, - Entonces... ¿Aceptas?-.

Creía que se acobardaría al ultimo minuto y saldría huyendo, pero no, ahí se encontraba el chico mostrando determinación por entrar a las profundidades de aquel lago a buscar una piedra inexistente. Pensaba que todo iba como el quería, sin embargo por su mente no estaba la idea de que el chico pidiera las condiciones de la apuesta, - Tendrás tres intentos para entrar a buscar la roca y si en todos ellos has podido salir por tu cuenta, entonces ganaras -, hizo una pausa, - También podrás utilizar cualquier cosa dentro del lago para poder salir a la superficie..., -,sonrió, - Sin embargo, si una sola vez te ves en la necesidad de pedirme ayuda para salir... -,se acercó a su oreja, - Tendrás que abstenerte a las consecuencias -, rió, - ¿Alguna objeción?-.

El punto de que le permitiera ganar incluso sin haber conseguido la piedra, era el hecho de que conocía muy bien el comportamiento de los humanos ante oportunidades como esa, una roca que concedía deseos es algo que no podrían dejar pasar por alto, así que supuso que Ritsu no se detendría hasta encontrarla y así, se arriesgaría a ahogarse y pediría desesperadamente la ayuda del demonio. Le había mentido al chico sobre la aquella extraña roca y sobre el nombre del lago, sin embargo, no había mentira alguna acerca de las personas que habían muerto dentro de este. Se decía que muchas de estas eran demonios cansados de sus monotomas vidas, que se sumergían al fondo de aquellas aguas para ponerle fin a esta pero... Sus almas no lograron salir a la superficie y se quedaron estancados ahí, por lo que cuando una persona entra al lago, las almas de los demonios actúan como una soga arrastrando a los vivos hasta el fondo para que estos le hagan compañía. Por supuesto que el demonio no creía en aquel mito, sin embargo, desde que había llegado a ese lugar con Ritsu, se percato de una extraña energía que se encontraba en todo el lugar, la cual no había sentido antes.

Por supuesto que el humano tenia una idea de lo que planeaba el demonio, por lo que no le quedo más remedio que aceptar a su condición, - Sobre las 24 horas... Me parece bien -, dijo con un tono de irritación, - Ahora que todos los puntos están aclarados..-, se alejo unos cuantos pasos detrás del chico, - Cuando quieras -.

Spoiler:

Tal vez no lo parecía pero ritsu era una persona orgullosa, una vez que prometía algo, o decía que haría algo, lo iba a hacer aunque no se crea capaz,  no era de los que se retractaban de sus palabras.
Asintió al escucharlo- está bien -lo miró de reojo, sin inmutarse por la cercanía del demonio.
Lo de la piedra que concedía deseos le parecía algo difícil de creer, es verdad que en este mundo, más en esta ciudad pasaban y existían cosas extrañas, pero no se dejaría engañar. Tenía pensado llegar lo más profundo posible y, cuando viera que estaba en su límite volvería a la superficie, no quería perder la apuesta, y menos su vida, pero ya que se había metido en esto, trataría de salir sin perder algo importante. 
 Se acercó más al lago, respirando profundo, para después sumergirse en el lago de a poco.
Casi no se veía nada, con suerte lograba esquivar algunas rocas que habían ahí, y eso que aún no llegaba muy profundo. Todo iba bien, hasta que sintió algo sujetado a su pierna, se giró pensando que había sido un alga o algo así que se había enredado al rededor de su tobillo, pero no era eso...de pronto se sintió arrastrado lentamente, y, no supo como, logró llegar a la superficie, tosiendo un poco.

Se quedó pensando... Ahora las cosas habían cambiado, y a pesar de que casi se ahogaba, se volvería a meter al lago, esperando que aquello no volviera a su suceder. (Ya se lo había tomado como un reto personal.).

Mientras se estaba recuperando volvió a sentir que algo lo sujetaba del tobillo, pero esta vez lo hacía con mayor fuerza. Iba a salir del lago cuando fue arrastrado y sus intentos por resistirse fueron inútiles.