Espinas y piel [priv. +18]

Pasear en aquel laberinto me hacía sentir muy bien, era algo más que simple belleza por las rosas, de hecho, sabía que algo interesante esta a punto de ocurrir. Seguí caminando por aquel rosal con toda tranquilidad, no era fácil salir a si que sabía que me quedaba por recorrer, de pronto oí el llanto de una chica, claramente perdida, me acerqué a ella con tranquilidad para no asustarla más, me agaché junto a ella y le acaricie el cabello con suavidad.

-No llores linda...puedo ayudarte? -

Hablé con suavidad, casi con ternura, mi intención claramente iba más haya que del hecho de brindarle solo mi ayuda, esperando a que dejara de llorar le besé la frente y tomé su mano para así ayudarle a levantarse, sabía que caería de inmediato a mis pies, siempre lo hacían...siempre lo hace...todas caen a mis pies, solo el hecho de pensarlo me hizo sonreír, era una chica realmente hermosa, como a mi me gustan, de hermosas y bien formadas piernas largas, una delgada figura con muchas curvas y con grandes pechos.
La chica se levantó y me miró con algo de desconfianza primero, luego dejó de llorar de a poco y finalmente habló:

-E-estoy perdida...necesito tu ayuda...-

-No te preocupes pequeña...yo te ayudaré...-

Sonreí de una forma lasciva, incluso ella lo pudo notar, se puso algo nerviosa al principio pero luego solo sonrió algo tímida. Tomé su mano y comencé a caminar con ella, su piel era totalmente suave y delicada, parecía como si estuviese tocando un pétalo de rosa, cerré mis ojos un momento disfrutando de su piel, luego corté una rosa y se la di sonriendo.

-sonríe pequeña~...ya estas en buenas manos, no te preocupes...-

La muchacha tomó la rosa sonriendo, claramente notó el doble sentido en mis palabras y solo dejó que sus mejillas se tornaran de un hermoso tono rosado, eran unas hermosas mejillas, no pude evitar voltearme y tomar su rostro para poder mirarla mejor. Sus ojos eran grandes de un hermoso color verde, tenía unas largas pestañas como una hermosa muñeca, su boca era hermosa, era pequeña pero con intenso color rosado natural, su cabello era largo, casi hasta su cintura, era completamente lacio y negro, un profundo negro que me hipnotizaba completamente.
La chica se sonrojó aún más pero no hizo nada por oponerse, sonreí ante su dejación y solo rocé levemente mis labios con los ajenos, luego de eso me alejé de ella y solo sonreí.