Un pequeño bocadillo [Libre]

Llevaba un buen tiempo dando vueltas casi sin rumbo por la ciudad, ni si quiera sabia motivos para quedarme cerca de ahí, pero en el fondo sentía que debía. Pero... ya era tiempo de darme un respiro... si siempre estaba estresado buscando respuestas podía liberarse aquello.

Buscando donde relajarme leí un cartel sobre una cafetería cercana a donde estaba "Un café..." pensé "Llevo tiempo sin tomarme uno tranquilo, espero a que sean buenos". Sin más tomé rumbo raudo.

No me tomó mucho llegar, noté que aveces llamaba la atención por andar con esa capa tan grande (que siempre tenia encima y casi nunca me sacaba), cosa que no me agradaba mucho, siempre he preferido ser de bajo perfil y no llamar mucho la atención por ningún motivo, sin embargo ya no podía hacer mucho.

Al llegar a la cafetería vi que había solo una chica cerca... por motivos de seguridad sentí su aura, y vi magia viniendo de ella, aunque no parecía ser una amenaza... tan solo esperaba a que ella no notase mi maldición... ya había tenido bastantes problemas con eso en el pasado.

Aún así, me senté esperando a que me atiendan, y decidí esta vez sacarme la capa antes de hacerlo, dejándola en el respaldo de la silla.

Era interesante la falta de atención que tenían los meseros, pasaban nuevos clientes y los atendían antes que a mi, dejé pasar varias hasta que noté que a una chica que estaba cerca pasaba por lo mismo al levantarse ella de su asiento... aunque lo que ocurrió a continuación fue inesperado y molesto...

La chica fue a reclamarle a un mesero, al tocarlo por encima del hombro para llamarle la atención este se dio vuelta tan rápido que las bebidas que tenia en una bandeja se le cayeron encima de los dos, mojando a la chica y a mi. Me levanté de la silla, me arrepentí de sacarme la capa ya que mi camisa y pantalones quedaron totalmente empapados y quedarían totalmente pegajoso cuando eso se mojase.

-¡Dagh!- hice mi infaltable y propio gesto cuando me ocurren cosas así mientras me paraba- ¡Mas cuidado!

El mesero se disculpó rápidamente, a pesar de que quedé empapado no me enojé, le dije que solo fue un accidente pero que tuviera más cuidado, y fue rápidamente a buscar tollas para que nos secáramos. Cuando volvió con ellas se disculpó nuevamente, y la chica hizo igual ofreciéndome una toalla.

-No te preocupes, no es culpa tuya- dije tomando la toalla-, gracias- hice una pequeña reverencia-, pero mejor concéntrate en secarte rápido, no querrás resfriarte.

"Lo sabia..." pensé al notar que usó magia "Esta chica usa magia... pero no parece haberse percatado de mi maldición o que yo se usar magia también por algún motivo". Mis ropas se secaron al instante cuando utilizó una de esas cartas "Así es como la canaliza, no es la primera vez que veo algo así, creo", sin embargo, sabia que podía confiar en ella de momento, no sabia como reaccionaria si conociese mi secreto.

Se sentó al frente mio y me ofreció invitarme un dulce, cosa que normalmente yo hacia cuando me sentaba en la misma mesa que alguien.

-Dije que no era tu culpa- sonreí amablemente con los ojos cerrados-, pero nunca digo que no al ofrecimiento de una dama, y menos si eso hace que esté mas tranquila- "¡Ja! Ya empecé".

El mesero volvió esta vez con las cartas para ambos,ambos le devolvimos las toallas y la chica dirigió su mirada rápidamente a lo que salia en el menú, vi una sonrisa que le salia y yo también clavé la mirada en lo que salia, eran demasiados tipos de dulces... aunque más me llamaba la atención el café, el capuchino por sobre todo lo que salia ahí. Y, de pronto, dijo su nombre.

-¿Cómo se me olvidó presentarme?- dije pensando en que debí hacerlo hace un buen rato- Mi nombre es Daniel, pero puedes llamarme Díaz,todo me dicen así, un gusto.

-Eeehhh... si, gracias- respondí

Aún no me decidía que pedir, pero más me interesaba el café por lo que pedí un trozo de pastel y un capuchino de forma rápida al ver que ya llegó el mesero, aunque esa era una de mis combinaciones favoritas.

Cada vez estaba más seguro, no creía que fuese una amenaza para mi la chica que estaba al frente mio aunque supiese magia, pero como reaccionaria ante mi maldición es lo que me preocupaba siempre. Desde que la tengo e tenido miles de problemas con la gente alrededor mio ya que no les agrada que esté cerca, intentaron matarme en muchas ocasiones.

Le dije mi pedido al mesero cunado llegó, y esperé a que Ahiru hiciera el suyo antes de continuar hablando.

-Si, es raro encontrarse con humanos, de hecho, no e conocido a ninguno aún- respondí apartando un poco la mirada, luego devolví la mirada a ella-, y lo que me trajo aquí, no estoy seguro, pero fue un presentimiento que creo que tiene que ver con algo que estoy buscando... y no... no vivo aquí, llegué hace poco.

El mesero volvió con los pedidos de ambos, la taza del capuchino tenia un aspecto elegante y el café olía bien, y la torta se veía deliciosa para acompañarle. Probé el primero después de agregarle un poco de azúcar y me aseguré de que estuviera a mi gusta. Ahiru probó por su parte el pie de limón con gusto y obvia alegría de haberlo escogido.

Entonces, me preguntó por mi capa...

-¿M-mi capa?- miré la prenda que dejé atrás mio "¿Debería decirle?" pensé "Bueno, no es gran cosa, y estoy seguro en que pudo confiar en ella"- Bueno... esta capa es especial, fue un regalo que me hicieron hace ya algo de tiempo... fue encantada para protegerme de cualquier amenaza prácticamente... aunque su peso es increíble y solo yo puedo levantarla, pero me hace perder velocidad.

Observé como intentaba levantar mi capa sin lograrlo, la tela de la que estaba hecha parecia ser ligera, pero en realidad pesaba demasiado, cuando me la ponia perdia parte de mi agilidad y me volvia mucho mas lent. Me protge de muchas cosas, por sobre todo magia y solo me la sacaba cuando necesitaba ser rapido.

-Supongo que lo soy- dije tomando un sorbo del café-, esa perssona era demasiado poderosa - "Aunque decir eso es poco para un viejo que tiene mas de 6 milenios de edad" pensé.

Tuve un flashback justo en el momento que trancuriió en ue sacaba un trozo de la torta para llevarmelo a la boca. Recorde muchas cosas que ocurrieron en el pasado cuando hice todo lo necesario para que encantasen esta capa. "Esos dias fueron dificiles" pensé mientras comia el trozo de torta.

Mientras disfrutaba aquel dulce, me prguntó qye buscabah en la ciudad.

-No se si buscar sea la palabra correcta- respondí rapidamente- aunque es cercana a lo que necesito- tomé un sorbo de café-, es que necesito aprender a controlar algo... Que está causandome problemas desde hace algo de tiempo...

(off: perdón por la demora, pero me quedé sin internet y hace poco tengo de nuevo :P)

-Aprendí magia hace algo de tiempo, por necesidad - recordé cuando comencé a practicar magia, la verdad es no fue hace mucho,  e hicieron el entrenamiento para que pudiera parecer ya un experto, aunque siga cometiendo errores-,aunque es distinta  a la de acá, no e visto a nadie que practique mi mismo estilo.

  En ese instante pensé que hubiese ocurrido si no hubiese aprendido a usar magia, o esgrima o artes marciales... quien sabe si hubiese sufrido mas así o con el entrenamiento, no tengo idea.

  Ahiru se ofreció para ayudarme a controlar mi maldición, aunque estaba claro que ella no sabia de que se trataba, pero lamentablemente... solo yo podía aprender como.

-Gracias, pero solo yo puedo aprender a controlarlo, nadie mas puede- respondí negando con la cabeza, recordé la botella que me habían entregado apenas llegué a la ciudad y la toqué en mi bolsillo del pantalón-, y él tampoco puede hacerlo, quien creó la capa solo a podido darme pistas... aunque un tanto... misteriosas - "Debido a ÉL es que estoy aquí, gracias anciano por hacerme viajar tanto"

  Guardé silencio por unos instantes, pensativo, y luego hablé.

-Lo que quiero controlar es una maldición... adentro mio hay un demonio que desatará el infierno si se encuentra con su otra mitad.

Sonreí al ver la curiosidad de la chica, llevaba tiempo sin que me interrogasen de esta manera, cosa que no me molestaba en absoluto, más bien, sentía una especie de satisfacción al sentir que alguien quería saber algo sobre mi, bastante raro, incluso para mi.

-No te preocupes, la curiosidad lleva a la verdad- respondí ante sus disculpas-, y es algo parecido, no se aún todo los detalles pero es cierto, soy una especie de recipiente, de donde vengo le llaman "Akhtaja"... o algo por el estilo.

  No estaba seguro, nunca se me dio bien el idioma atlante... y eso que estaba muy relacionado con esa civilización...

  Tomé la cuchara de la taza del café y me miré en ella, noté como mis ojos se tornaron rojos por un par de parpadeos y luego volvían a su color café original, el demonio observaba todo lo que ocurría a mi alrededor y estaba buscando cualquier momento para salir, lastima para él que no lo iba a dejar, al menos no fácilmente.

-En estos momento puedo controlarlo- dije-, pero es gracias a un entrenamiento en el que aprendí como controlar mis emociones... pero si entro en combate y llego a perder el control... saldrá y quien sabe que ocurrirá... aunque, hasta cierto punto, puedo usar su poder sin temor a que ocurra algo malo.

  Devolví la cuchara a su lugar y me terminé el café, dejé la taza levemente en su platillo y cerré los ojos unos instantes, recordando horribles momentos en mi pasado, cuando aún no podía controlar al demonio como ahora.

-Bueno, estas maldiciones existen desde hace muchos años, son demasiado antiguas- respondí de brazos cruzados.

Pensé en la cantidad de personas que podrían estar pasando por lo mismo que yo, sufriendo con un demonio en su interior mientras que se ve obligado a alejarse de las demás personas, al menos hasta que aprenda a controlarlo el demonio... pero eso toma mucho tiempo... jugaba un rato con la cuchara mientras pensaba.

-La otra mitad... si le conozco... se donde está... y puede que él también- cerré un ojo al hablar de esa persona, una expresión que siempre me salia cuando algo me molestaba-, fue suerte que salí de ese encuentro.

Apreté la cuchara en mi mano y luego la dejé nuevamente en el platillo del café y me relajé, boté un poco de aire al hacerlo. Observé como hacia otro pedido, "Se nota que le gustan las cosas dulces" pensé, mientras que mi mirada volvía a su estado normal.

Ella parecía un tanto fascinada en ayudarme, puede que le sirviera a ella para mejorar sus habilidades o algo así, "¿Acaso parezco un conejillo de indias?" pensé.

-Bueno, si quieres ayudarme, nada te detiene- en ese instante me acordé nuevamente de esa pócima que me entregaron cuando llegué a la ciudad y lo saqué de mi bolsillo-, me entregaron esto... no se si realmente sirva... fue una vampiresa... no recuerdo su nombre -"Estúpida memoria que tengo"-... y no se si realmente fiarme de esto.

Le muestro un frasco con un extraño liquido, recordé como fue que le conocí y que llevó a que esa persona me diera esto a cambio de mi sangre.