Una flor congelada que ha perdido su vida

Sola, sentada en una roca del lugar, con un cuerpo frío... tenía su brazo izquierdo tendido al suelo, sujetando su codo con su mano derecha, dejando el brazo bajo su pecho, levantándo un poco sus senos, manteniéndolos un poco más arriba de lo normal. Sus fríos ojos se posaban en una extraña flor que se encontraba frente a ella, parecía ser una rosa, pero no una normal, aquella flor era como ella, tan solo los restos de lo que alguna vez había sido, congelada, con los pétalos quemados y sin vida.

Llego con hueva de escribir mal.

Oye, quieres tener sexo?, tengo una vagina dentada que saca una lengua, seguro te puedo mamar el clitoris y mordertelo como nadie

Dijo inispiente la chica contoneando sus caderas mientras su cola danzarina se movia de lado a lado, comenzando a sacarse la ropa interior de su zona mas intima, procurando levantar las piernas, mostrando asi su parte mas escondida, la cual comenzaba a abrirse mostrando aquellos feroces colmillos babeantes a la vez que de su parte brotaba una enorme lengua bifida que se sangoloteaba cual latigo ancioso.

Que dices?, también me gusta el anal, aunque suelo surrarme mientras me meten lo que sea.

Exclamaria sonriente mientras se agachaba mostrando su enorme abobinacion que tenia por vulba.

Tan solo se lavantó de aquella áspera pero cómoda roca para cambiar de ángulo, evitando así ver aquél cuerpo tan extrañamente deformado para su gusto y seguir contemplando aquella flor marchita y congelada como lo estaba ella, pero no quería solo dejarla ahí, hablando sola y ofreciendo sexo al por mayor probablemente sin importarle a quien.

"Vas por ahí diciendole eso a todas las personas? acaso no tienes algo mejor que hacer que ofrecer sexo al primer pasante que encuentras?"

Quizá tampoco era mejor que esa flor, quizá su alma estaba igual de congelada y marchita, no parecía tratarse de una persona cuerda o merecedora de su tiempo, pero no tenía nada mejor que hacer.